El tarot en el arte contemporáneo y la contracultura: cuando a Lou Reed le echaban las cartas
La Casa Encendida nos presenta un interesante acercamiento al juego del tarot con las propuestas de una docena de artistas que van desde Agnès Varda hasta Andy Warhol
Un primer plano de Lou Reed observando atento como una tarotista le lee el futuro, Tina Turner o Steve Wonder representando a los tradicionales arcanos de la baraja, o el matemático John von Neumann, padre de la computación y uno de los artífices de la bomba atómica, en el papel de la Muerte. Desde Andy Warhol a Agnès Vardá, pasando por Betye Saar, artista icónica del movimiento negro, hasta Dorothy Iannone, con su reinterpretación explícitamente sexual del juego de cartas. Éstos son algunos de los artistas que podemos ver en la propuesta de 'La torre invertida: arte, contracultura y tarot', exposición que se puede visitar de forma gratuita en La Casa Encendida de Madrid hasta el próximo 5 de enero.
Fue a finales del siglo XVIII cuando las sociedades secretas, como la masonería, los rosacruz o la Aurora Dorada, vincularon con las corrientes espiritistas de la época un juego psicológico concebido como dote para las jóvenes del Renacimiento, fusionando la imaginería con los valores del cristianismo, el platonismo y las fuentes clásicas. "El tarot es un juego donde el azar interviene convirtiéndolo en un libro laberíntico que se tiene que leer desde la imagen a la palabra", es la idea de la que parte la comisaria Pilar Soler Montes para el montaje de la muestra que se articula en torno a la obra de doce artistas que han utilizado el tarot como inspiración, interesados tanto por su simbolismo como por la búsqueda de nuevas narrativas. "El tarot se vuelve a recuperar, representa un lenguaje simbólico que aparte de relatos personales y autoconciencia permite pensar en utopías".
El tarot en el cine
La exposición comienza en los años 60 con el tarot ya convertido desde hace años en objeto popular, después de que el pensamiento mágico quedara denostado y relegado a las clases bajas y ya no formara parte de las élites. En este momento muchos artistas vinculados a la contracultura y el underground comienzan a utilizarlo en sus obras. Es el caso de Agnès Varda. La pieza elegida de la artista son los primeros cinco minutos de su película 'Cleo de 5 a 7' (1962). Con un plano cenital y a color, el resto de la película es en blanco y negro, se pueden ver las manos de una medium leyendo el futuro a una joven cantante de París a la que revela que tiene cáncer poco antes de recoger los resultados médicos. Toda la cinta gira en torno a estos cinco minutos en los que aparece la carta de la Torre Invertida que da nombre a la exposición. "La Torre Invertida representa la destrucción para un nuevo comienzo" explica Soler Montes.
Apenas cuatro años después Andy Warhol rueda 'The Velvet Underground Tarot Cards'. Una pieza que como todo el cine de Warhol, explica Soler Montes, abre la puerta al cine independiente que vino después. La cinta muestra una caótica fiesta celebrada en un apartamento de Nueva York en la que se puede ver a los miembros de la Velvet asistiendo a una lectura de tarot. Las imágenes mezclan lo teatral y lo documental, la cámara no termina de centrarse en ninguna de las conversaciones que se mantienen y el ruido no permite entender nada.
Simbología en la cultura negra
Entre las propuestas más interesantes de la muestra, explícitamente políticas, están las obras de la artista estadounidense Betye Saar, que por primera vez expone en España. Con 98 años Saar es una leyenda del arte contemporáneo, activista por los derechos de los negros y pionera del readymade. Una de las piezas que se muestran en la exposición es la instalación que lleva por título 'House of Fortune', que muestra una mesa de cartomancia con una baraja de tarot rodeada de ramas de árbol autóctonas y que plantea una reflexión sobre la espiritualidad y el futuro. Una obra, como todas las de Saar, cargada de una profunda simbología sobre el misticismo, el feminismo y el antirracismo. Cuenta la comisaria que Saar "es de origen haitiano y siempre ha reivindicado los símbolos negros en su obra. En aquella época el tarot estaba denostado y ella decidió empezar a trabajar esa iconografía para llevarla a la alta cultura".
En diálogo con Betye Saar, ofreciendo otra dimensión a las luchas antirracistas, está el conocido 'Black Power Tarot', obra de Arish Ahmad Khan, ilustrada por Michael A. Eaton y que contó con la colaboración de Alejandro Jodorowsky, y en la que los arcanos son representados por grandes figuras musicales de la cultura negra. "El tarot es un juego europeo y ellos no se sentían cómodos con la simbología del tarot tradicional y le piden a Jodorowsky consejo para ver qué pueden hacer. Al final lo que hacen es subvertir la jerarquía blanca por símbolos musicales negros". Representando a los arcanos mayores podemos ver a artistas como Tina Turner, Screamin' Jay Hawkins o Steve Wonder. La muestra expone los bocetos que realizaron en blanco y negro.
Ciencia y sexo
Otra versión completa del juego de cartas del tarot podemos verla en la obra de la artista británica Suzanne Treister, que acaba de comprar la Tate Modern, y que está basada en hechos reales. La propuesta 'Hexen 2.0' plantea futuros alternativos a partir de historias sacadas entre programas científicos, programas gubernamentales de control social o el desarrollo de tecnologías como Internet. Así podemos ver a uno de los artífices de la bomba atómica John von Neumann representando a la Muerte o a Timothy Leary, uno de los padres de las drogas psicodélicas, encarnando al Mago. Como explica la comisaria "es una cartografía desde la Guerra Fría hasta el momento actual con distinas lecturas e interpretaciones".
La versión sexualizada del tarot la encontramos en la revisión que hace del juego la artista Dorothy Ianonne en la que cuenta la relación que mantuvo con el artista suizo Dieter Roth y por quien dejó a su marido. Los dibujos, que fueron censurados en su primera exhibición, muestran distintos momentos de sus relaciones sexuales. El '(Ta)Rot Pack' cuenta la historia personal y sexual con este amante que terminó siendo el amor de su vida y que se convirtió en una pieza bisagra porque fue a partir de entonces cuando empezó a ser considerada como la gran artista que era. La exposición no tiene un recorrido lineal y como propone Soler Montes es el visitante el que tiene que componer su propio relato. "Realmente la muestra funciona por sí sola, desde donde uno quiera meterse, hay una parte que funciona a nivel plástico y la persona que la visite tiene que apropiarse de ella".