Cada día mueren 21.000 personas por hambre en zonas en conflicto
Un informe de Oxfam Intermón ha puesto cifras al uso del hambre como arma de guerra en zonas como Gaza
Hambre como arma de guerra
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En las guerras a menudo se usan los alimentos como arma, lanzando ataques contra las infraestructuras alimentarias, hídricas y energéticas y bloqueando la ayuda alimentaria de forma deliberada, como ha ocurrido en Gaza. Consecuencia de esto es que entre 7.000 y 21.000 personas mueren cada día de hambre en países afectados por conflictos, según señala Oxfam Intermón.
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“Las guerras y los conflictos los podemos catalogar como guerras del hambre o conflictos del hambre”, subraya Marta Valdés, directora humanitaria de la organización. El informe ‘Food Wars’ que ha elaborado Oxfam Intermón con motivo del Día Mundial de la Alimentación analiza 54 países afectados por conflictos, donde se concentran casi todas las víctimas de hambre aguda. Para Valdés es “una evidencia del fracaso de la humanidad” que en pleno siglo XXI estemos sometiendo a la población civil “a una muerte lenta”.
El estudio evidencia que el uso del hambre como arma de guerra no solo es exclusivo de Oriente Próximo, se utiliza en otros territorios. Uno de los que destaca la directora es Sudán, que sufre un fuerte conflicto armado entre militares y paramilitares por el control del poder desde mediados del año pasado. Esto se traduce en una dificultad extrema de la población civil para acceder a la ayuda humanitaria, que tiene enormes dificultades para acceder a algunas zonas, pero también a alimentos porque el hambre “se utiliza como un arma de guerra, atacando a determinadas infraestructuras que impiden tanto la producción como la distribución de los alimentos”, explica Valdés. Esto mismo ocurre también en países como Etiopía, Yemen, Somalia y Siria.
“Todo lo que tiene que ver con la alimentación y con los sistemas alimentarios es atacado como una estrategia más dentro de las estrategias de guerra. Y lo que al final genera es que hay poblaciones que están sometidas a hambre aguda y por lo tanto a una muerte lenta”. En Oriente Próximo el impacto de la guerra en Gaza está siendo dramático para los palestinos. Esta semana, la Organización Internacional del Trabajo ha acreditado además una caída superior al 80% del Producto Interior Bruto de Gaza y unas tasas de desempleo disparadas por encima del 80%.
La explotación reaviva los conflictos
El informe de Oxfam mira más allá del conflicto y advierte de que cuando llegue la paz hay que asegurarse que se atienden los problemas de fondo. Y en el caso del hambre esto es clave para que el conflicto no rebrote. Valdés lamenta que esto no suele ocurrir. “Lo que suele pasar es que se pasa a estrategias que generan determinadas inversiones internacionales que en muchos casos se centran en los bienes y los recursos naturales que posee el país”. Si esta explotación se hace sin tener en cuenta los conflictos sociales o las desigualdades, advierte la directora, solo van a paliar las dificultades de manera muy temporal, abriendo las posibilidades de que se den más conflictos.
Algunos de esos países afectados por conflictos son ricos en determinados recursos naturales. Sudán, por ejemplo, es rico en oro, y Sudán del sur lo es en petróleo. Con problemas estructurales muy graves, señala Valdés, “si no hay un no hay inversión que enfrente todos los problemas generados por procesos coloniales aún no resueltos o que trabaje sobre temas de cohesión social, son inversiones que no van a fomentar una paz sostenible”, advierte.