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'La campesina', la mejor novela de Alberto Moravia

La obra del escritor italiano se popularizó en todo el mundo gracias a la adaptación cinematográfica de Vittorio de Sicca

'La campesina', la mejor novela de Alberto Moravia

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Alberto Moravia nació en 1907 y murió en 1990. Gran novelista, desde sus obras más tempranas recoge su preocupación por el dilema moral de las personas rechazadas por la sociedad y víctimas de las circunstancias, con un estilo austero y realista. Es el autor de, entre otras obras, 'Los indiferentes', 'La mascarada', 'La romana', 'El conformista' o “El hombre que mira”. (1985).

'La campesina' se publicó 1957. Es, seguramente la mejor novela de Alberto Moravia. Una novela maravillosa y profunda, contada en primera persona por una mujer y que tiene una de esas voces inolvidables. Es una novela durísima, brillante, emocionante y magníficamente escrita. Pura literatura.

'La campesina', considerada por buena parte de la crítica italiana como la mejor novela de Alberto Moravia, se publicó en 1957, cuando el autor tenía ya gran prestigio literario y una muy considerable fama tanto en su país como en el resto de Europa. La versión cinematográfica de la novela fue un éxito mundial (titulada 'Dos mujeres' en España), dirigida por Vittorio de Sicca e interpretada por Sofía Loren. La campesina está escrita con un estilo preciso, diáfano y conciso, como explicó Moravia: «Mi estilo se basa en un principio muy simple: presentar cosas complicadas exacta y claramente, pero sin simplificarlas ni reducirlas: un máximo de claridad y, al mismo tiempo, un máximo de complejidad». Lo que sentó las bases de una nueva narrativa: la novela realista italiana de los años cincuenta y sesenta.

'La campesina' tuvo éxito también por su temática: la guerra. la novela apareció a finales del decenio de los años cincuenta, cuando Italia, y toda Europa, sufrían las recientes heridas de la segunda contienda europea. Los horrores de la guerra pesaban aún, y seguirían pesando durante mucho tiempo, en el ánimo de una Italia vencida, que había pasado de las ínfulas fascistas (que pretendieron hacer creer a un pueblo económicamente empobrecido la posibilidad de recobrar el esplendor y la gloria del Imperio de los siglos idos) a la derrota y a la miseria. Narrada desde la experiencia que de la guerra tiene su protagonista, una mujer perteneciente al pueblo llano, 'La campesina' es exponente de la indiferencia que el pueblo, las clases económicamente desfavorecidas, sentían hacia la siniestra quimera fascista.

El ambiente rural, la crudeza de las relaciones humanas entabladas entre las gentes del campo en época de miseria y de escasez de alimentos, era un tema bien conocido por Alberto Moravia, ya que, por la misma época en que transcurre la novela, él y Elsa Morante, su mujer en aquel entonces, se vieron obligados a permanecer en el valle de Fondi, refugiados entre campesinos durante nueve meses, debido también, como les ocurre a las dos mujeres de su novela, a problemas ferroviarios. Moravia, crítico implacable de la burguesía en sus novelas anteriores, aplicaba el mismo rasero a las gentes del campo, mostrando un campesinado no exento de los vicios morales propios de las clases dominantes, lo que viniendo de un creador marxista fue provocador.

La guerra cambia a los seres humanos, nos dice Cesira. Nadie sale victorioso de una guerra. Y el enemigo no son los alemanes, ni los franceses, ni los ingleses, ni ningún país determinado. El enemigo es la guerra en sí misma, que nos transforma a todos. Todos los hombres cambian en tiempos de guerra, sacando lo peor de sí mismos. O, en casos contadísimos, lo mejor de sí mismos. En 'La campesina', solo un personaje se convierte en ejemplo positivo para los demás debido al horror y a la injusticia imperante: Michele, que ha estudiado en la Universidad de Roma y es antifascista. Michele encarna el pensamiento existencialista, al que Moravia se adelantó en una decena de años. Para Cesira y Rosetta el recuerdo de Michele es la base de su resurrección.

Este artículo contiene fragmentos del prólogo de Ana María Moix para la edición de DeBolsillo.

 
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