Política

Vox busca amarrar su espacio electoral acercándose más a Orban: "Para entender su estrategia hay que seguir el oro de Moscú"

La formación de Abascal recurrió al crédito de un banco húngaro para financiar la campaña electoral. Luego, con el adelanto de las generales, necesitó más dinero. En total, el banco le prestó 9,2 millones de euros

El líder de Vox, Santiago Abascal / J.J.Guillen (EFE)

El líder de Vox, Santiago Abascal

Madrid

Para entender la estrategia política de Vox en Europa, quizás lo mejor es colocar una serie de eventos en orden cronológico. A principios de marzo de 2022, en una comparecencia del presidente del Gobierno en el Congreso de los Diputados, Santiago Abascal acusó a varios ministros del Ejecutivo de ser "aliados internacionales" de Vladimir Putin. "Hay que apoyar a Ucrania con todos nuestros medios (...) y con las sanciones más severas a la agresión criminal de Putin", dijo el líder de Vox. "Putin es culpable de una gravísima violación del derecho internacional", añadió.

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Unos meses después, de cara a las elecciones municipales de 2023, Vox recurrió al crédito de un banco húngaro para financiar la campaña electoral. Luego, con el adelanto de las generales, necesitó más dinero. En total, el banco le prestó 9,2 millones de euros. Según cuentan en el partido, Vox pidió un préstamo a un banco extranjero porque las entidades españolas no les concedían créditos.

En julio de 2024, después de las elecciones europeas, Vox tomó una decisión clave para su posición en Europa. Anunció que no iba a formar parte de los Conservadores y Reformistas en el Parlamento Europeo, el grupo de Giorgia Meloni, una de sus principales aliadas. En cambio, decidió unirse al grupo que impulsó Viktor Orbán: los Patriotas por Europa, que se convirtió en la tercera fuerza. Vox lo anunció en el último momento, cuando los Conservadores y Reformistas Europeos ya habían elegido incluso a un eurodiputado de la formación, Herman Tertsch, como vicepresidente del grupo. El anuncio coincidió, además, con el viaje de Orbán a Rusia para reunirse con Vladimir Putin, un desafío a las instituciones europeas.

Un último evento en la cronología. Unos días después de esa decisión, Vox tuvo que votar en el Parlamento Europeo una "resolución sobre la necesidad de apoyo continuo de la Unión a Ucrania", aquello mismo que reclamaba Abascal meses antes en el Congreso. Pero el texto incluía también una crítica a la reunión de Orbán con Putin, y ese día, Vox decidió no votar: prefirió proteger a su aliado que cargar contra el Kremlin.

"Para entender la estrategia y las últimas acciones de Vox, hay que seguir el oro ruso", explica Anna López, doctora en Ciencia Política y experta en extremas derechas. "La influencia de Rusia en las extremas derechas europeas y, en concreto, su delegado Orbán, va más allá de la batalla cultural. Se traduce en financiación". La semana pasada, en una rueda de prensa en Estrasburgo, Orbán se desvinculó del crédito que había recibido el partido de Abascal. Vox, según López, se acerca al líder húngaro por intereses económicos, pero también por pura estrategia política. "Se siente mucho más cómodo a nivel programático", explica.

Meloni es atlantista y Orban, prorruso

La principal diferencia entre la extrema derecha de Giorgia Meloni y la de Viktor Orbán es que Meloni es atlantista y Orban, prorruso. A la primera ministra italiana, que aspiraba a ser la aliada preferente del Partido Popular Europeo, le ha tocado "ponerse el traje de la respetabilidad de cara a sus socios", apunta López. Meloni sabe que el apoyo a Rusia es una línea roja en la Unión y lo asume. Pero Orbán, no. El primer ministro húngaro es el embajador de Putin en la Unión Europea, y Vox ha decidido que es, también, su socio preferente. Steven Forti, historiador y autor del libro ‘Extrema Derecha 2.0’, cree que la clave del movimiento del partido de Abascal es más política que económica. La relación entre Orbán y Abascal, explica Forti, es cada vez más estrecha. El líder de Vox ha ido en dos ocasiones a Budapest a reunirse con el primer ministro húngaro, algo a reseñar, según el historiador, teniendo en cuenta que Vox no forma parte de ningún Gobierno. Sus partidos coinciden, además, en foros y encuentros de la extrema derecha, y comparten redes en otros espacios claves, como la Fundación Disenso o el Centro de Derechos Fundamentales de Budapest, que ha abierto recientemente una sede en Madrid. "Las conexiones se han ido fortaleciendo", cuenta Forti.

Además, el Partido Popular está asumiendo posiciones cada vez más extremas, sobre todo en lo que respecta a la migración, una de las banderas de Vox. Alberto Núñez Feijóo visitó a Giorgia Meloni en Italia y ha alabado su política migratoria y Miguel Tellado, el portavoz de los populares en el Congreso, llegó a proponer utilizar barcos de la armada para frenar a los migrantes que intentan cruzar el mar para llegar a España. Ante eso, Vox se ve obligado a proteger su espacio electoral, y la forma de hacerlo es radicalizándose. "Las derechas se radicalizan y las extremas derechas se radicalizan todavía más para tener ese espacio diferenciado", explica Anna López. "Tienen miedo a perder el monopolio del discurso más nacionalista, autoritario y racista". Acercándose a Orban y menos a Meloni, que está asumiendo un perfil cada vez más pragmático y presidencialista, Vox consigue esa radicalización. La estrategia coincide, además, con la ruptura, en España, de los gobiernos autonómicos en los que la ultraderecha gobernaba con el Partido Popular.

Aunque sea lógico, desde el punto de vista de la estrategia política, el cambio de grupo parlamentario no es fácil de explicar para la formación de Santiago Abascal. De un lado, por su relación con Giorgia Meloni. La líder de Hermanos de Italia ha participado en varias campañas electorales de Vox: apareció por videoconferencia en un mitin en Valencia durante las generales y acompañó a Macarena Olona en la campaña de las andaluzas. También ayudó a colocar a un amigo personal de Abascal, el abogado Guillermo Alonso Olarra, como consejero independiente de Endesa. En julio, días después de anunciar el cambió de grupo, Abascal tuvo que salir a explicar su decisión. "La relación con Giorgia Meloni va mucho más allá de la política diaria y coyuntural. Existe un lazo personal, político y moral", escribió el líder de Vox en X, la plataforma antes conocida como Twitter. "La relación bilateral de Vox con Fratelli D’Italia va mucho más allá de los grupos en el Parlamento Europeo. Porque es un proyecto histórico común que, con todos los aliados, reconstruirá Europa".

Las contradicciones de Vox

Pero sobre todo el movimiento de Vox es difícil de explicar por las contradicciones a las que se está teniendo que enfrentar en lo que respecta a su posición ante Rusia y el régimen de Putin. La formación ha pasado de llamarle criminal a evitar votar una resolución en apoyo a Ucrania. "Es una resolución trampa para condenar a Orbán", dijo el eurodiputado Jorge Buxadé para justificar la posición de su partido. "Nadie nos va a dar ni una puñetera lección sobre lo que es la defensa de la soberanía. Hemos defendido desde el primer momento y lo haremos a la nación ucraniana".

Para explicar esa incoherencia, Forti apunta algo más a tener en cuenta: las elecciones en Estados Unidos y una posible victoria de Donald Trump. Hasta entonces, explica el historiador, la posición de Vox ante el Kremlin es una incógnita. "Vox ha hecho una apuesta clara de cara a la victoria de Trump", cuenta Forti. Su intención es acercarse a los partidos que más vínculo tienen con el expresidente de Estados Unidos, como es el caso de Orbán, para convertirse en sus aliados en Europa si gana las elecciones del 5 de noviembre. Además en estas realidades complejas no todo es blanco o negro, recuerda Forti. "Hay contradicciones, ambigüedades, incoherencias. Todo se está moviendo y nadie quiere quedarse aislado".

En cualquier caso, aunque haya dos familias de la extrema derecha europea, aunque esto demuestra que no son capaces de unificarse en Europa, no hay, ni mucho menos, una ruptura. Son más las cosas que les unen, que las que les separan. "Esas diferencias se superan porque ellos tienen un objetivo que es desintegrar y desestabilizar a la Unión Europea  como proyecto político", concluye López.

Sara Selva Ortiz

Sara Selva Ortiz

Redactora de la sección de Nacional. Antes trabajó en el equipo de Hoy por Hoy, en Economía, en Informativos...

 
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