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¿Y si uno de los cuadros más románticos en realidad esconde un abuso?

Lo romántico y lo siniestro de 'El beso', de Gustav Klimt, está cubierto por 8 tipos distintos de oro y partes con platino y el 'Arte-sano' de 'Hoy por Hoy', Pablo Ortiz de Zárate, desgrana su significado

👩‍❤️‍💋‍👨 'El Beso', de Gustav Klimt | El 'Artesano' de 'Hoy por Hoy'

Madrid

Dicen que es el cuadro más romántico de la historia del arte. Para muchos, la imagen por excelencia del amor. La exaltación más pura y eterna de la pasión entre dos personas que se quieren. Un cuadro recubierto de oro, lleno de flores que rodean a un hombre y una mujer entregados a un abrazo eterno. Hablamos de 'El beso', del austriaco Gustav Klimt. Pero, ¿y si no es tan romántico como parece? Esto nos ha explicado nuestro Artesano, Pablo Ortiz de Zárate.

Este es uno de los debates más intensos del mundo del arte. Tenemos dos corrientes: por un lado, la tradicional, un símbolo de amor, como se ha visto siempre. "Tenemos una pareja abrazándose, fundiéndose en un abrazo que parece apasionado" ha explicado Pablo. En principio, nos parece una pareja aparentemente enamorada, pero "él estira el cuello para llegar hasta ella, con una fuerza y un deseo ingobernable tiran de ese cuello hasta distorsionarlo para alcanzarla". Y ella lo recibe con los ojos cerrados, dejando caer su cabeza prácticamente en posición horizontal. En esta visión romántica, Pablo señala que "hay erotismo en la forma en la que el brazo de ella aparece y desaparece entre las telas de su vestido y el de él, cae de rodillas, casi derritiéndose y totalmente entregada al momento".

Las dos lecturas de 'El beso', de Gustav Klimt

El cuadro está lleno de detalles que simbolizan ese amor tan puro: una montaña de flores, el halo oro que lo recubre, y el fondo pintado en tres fases que nos traslada a un lugar mágico. "Primero aplica una base de pan de oro, brillante, luego lo oscurece con una pátina de pintura traslúcida oscura, y después pega copos de pan de oro en forma de lluvia de estrellas" nos ha detallado nuestro Artesano al referirse a la pareja como unos "amantes flotando en el espacio".

Para la visión más siniestra, analizamos los mismos detalles de antes, pero no con los ojos de Klimt, un hombre, sino con los ojos de una mujer. Él estira el cuello para besarla y la agarra con las dos manos. Pero, ¿y si no son caricias? "Una le sujeta la cabeza y la otra le agarra el cuello por la garganta", señala Pablo al describir la visión siniestra del cuadro. La inclinación de la cabeza de ella hacia atrás, con los ojos cerrados, puede significar que se aparta. "Cierra los ojos en actitud de rechazo, pero al final se rinde y le deja hacer ante su insistencia", apunta el Artesano. Las manos, que parecen tan delicadas al principio, tienen tensión. Lleva una a la mano del hombre con la que le agarra el cuello. ¿Y si en vez de acariciarle la mano está intentando liberarse y soltarse de él?

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"Gustav Klimt era famoso por su promiscuidad sexual", ha señalado Ortiz de Zárate. Nuestro artesano nos ha contado que del artista sabemos que "contrataba a chicas pobres muy jóvenes a las que encontraba en la calle y pagaba para posar desnudas para él". Klimt tuvo 14 hijos con mujeres distintas, ninguno con su pareja oficial. "Desde un punto de vista psicoanalítico, es un caso bastante claro de hombre con ciertos problemas con las mujeres", ha explicado Pablo al hablar de la relación del artista con las mujeres.

Teniendo todo esto en cuenta, Klimt estaría pintando en 'El beso' el "amor" desde el punto de vista masculino de un hombre acostumbrado a tratar con las mujeres desde la superioridad y, según algunos historiadores, desde el abuso y maltrato. Un hombre que se abalanza sobre una mujer, presa de su deseo sexual incontrolable, y que la posee en contra de su voluntad. Hasta hace muy poco esto era visto como amor, veneración de la mujer.

Podemos ver el cuadro de dos maneras. Puede ser "el abrazo intenso de dos personas que se aman tanto que se funden en una sola, el amor puro por encima de todos los convencionalismos, que hace brotar las flores, que te eleva a las estrellas, a un mundo más allá, sobrehumano, la perfección" o "que Klimt quisiera estar con ella, pero que ella le rechazara, un retrato sobre el amor no correspondido, la veneración de un hombre hacia una mujer que sabe que no tendrá nunca". ¿Cuál es la verdadera historia del cuadro? "No lo sabemos. Cada uno debe elegir", ha sentenciado Pablo.

En plena última ola de revisión feminista del arte, es imposible obviar la historia detrás de 'El beso' a la hora de analizar el arte de Klimt. Esta nueva corriente feminista está analizando obras desde otro punto de vista. Y muchas veces la interpretación cambia, como pasa con Picasso, Gauguin, Rodin, Pollock y, en este caso, 'El beso' de Klimt.

El gran debate es ¿qué hacemos con estas obras? Pablo reflexionaba que "esto no significa que la obra sea peor o que haya que rechazarla, creo que aumenta su valor". No será tan romántica, pero nos está retratando el amor tal y como se vivía en aquella sociedad machista. Nos ayuda a entender el contexto, entender por lo que pasaban las mujeres. Aprendemos del pasado. "Si sabemos mirar el cuadro con ojo crítico, rechazando unos valores totalmente despreciables, sabiendo que el mundo es complejo, nos enriquece".

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