Manuel Jabois: "No es estético que el ministro de Transportes esté metido en todas las trincheras cuando la suya está como está"

Madrid

Cuando las incidencias son más llamativas supongo que se nos quiere decir que son más graves.

Yo te hablo como un viajero impuntual que suele perder varios trenes al año; este año no he perdido ninguno: y eso es un drama. Porque además había algunos que quería perderlos. Los usuarios habituales de trenes, hacia el sur y hacia el norte, sabemos que en los últimos meses llegar un poco tarde a la estación no tiene que ser garantía de perder el tren. De hecho, cuando entramos en la estación corriendo y vemos un equipo de televisión, ya nos relajamos: hay jaleo, o sea que hay retraso.

Y ahora un poco más, sólo un poco más, en serio. Hay un problema evidente en los últimos tiempos que trastoca algo fundamental en un país tan absurdamente centralizado como este, que es la comunicación. Hay un punto en el caos en el que no se puede justificar todo por infortunios impredecibles (que por supuesto los hay, que por supuesto ocurrirían en cualquier administración). España lleva un tiempo teniendo problemas con sus trenes, más allá de que haya que dar gracias a Dios por ir de A Coruña a Vigo sin pasar por Madrid.

Y aunque se puede hacer de todo, e incluso se puede hacer de todo bien, no es estético que precisamente el ministro de Transportes esté metido en todas las trincheras cuando la suya está como está. Precisamente hoy, que estamos celebrando el aniversario, 15 años ya, de la última vez que un pasajero del AVE consiguió conectarse al wifi de Renfe.