Gana fuerza la posibilidad de trasladar por primera vez un partido de LaLiga española al extranjero. El partido en cuestión ha sido el Barça-Atlético, previsto para la jornada 18, y la nueva sede propuesta Miami, en suelo estadounidense. La RFEF ya ha confirmado que está estudiando este paso en el que lleva años trabajando Javier Tebas y que al fin este 2024 podría convertirse en realidad después de un lustro de intentos infructificados. Desde Estados Unidos, el prestigioso diario «New York Times» ya valora esta posibilidad en ciernes, la cual supondría un gran impulso para la economía de la ciudad de Florida. Al otro lado del Atlántico se debaten entre el beneficioso acuerdo que supondría para las ganancias estadounidenses y las múltiples trabas para organizarlo en tiempo récord. A pesar de ello, ha llamado la atención el escaso rechazo público que han mostrado hasta ahora las aficiones de los dos clubes implicados. Ya los barcelonistas estuvieron en las quinielas años atrás al ser elegidos para disputar en EEUU un partido liguero frente al Girona en 2018 que no llegó a concretarse. También los atléticos entraron en las propuestas en 2019, cuando otro partido contra el Villarreal CF no obtuvo el visto bueno de la Federación Española, entonces presidida por Luis Rubiales. El cambio de mando en la RFEF es uno de los principales condicionantes que han impulsado de nuevo esta idea, que llevaba aparcada en la cabeza de Javier Tebas varios años. Con la llegada de Pedro Rocha mejoraron considerablemente las relaciones con LaLiga, las cuales se mantienen en la actualidad pese a la inhabilitación del extremeño. Este último punto es el que genera más dudas en el «New York Times», puesto que las nuevas elecciones a la presidencia (16 de diciembre) están previstas para la misma semana que debería acoger el Barça-Atlético. Y aunque desde Nueva York creen que lo más democrático sería esperar a tener un presidente confirmado para tomar esta decisión de la manera más democrática posible, fuentes de la Federación ya han comentado a la Cadena SER que confían en que la actual situación no sea impedimento para aprobar el traslado de sede. El premio económico que supone jugar en Miami es el principal aliciente por el que las directivas de FC Barcelona y Atlético de Madrid están encantadas de viajar para disputar un partido. Los equipos podrían ganar «mucho dinero» por ello, destaca el «New York Times», y lo necesitan. Rescatan, entre otras cosas, los problemas que han tenido los culés para cuadrar sus cuentas en los últimos mercados de fichajes o la búsqueda de nuevo «sponsor» que acaba de concretar el Atlético de Madrid, cuyo estadio ha pasado a denominarse Riyadh Air Metropolitano gracias al dinero saudí recibido de la aerolínea. Sin embargo, a los estadounidenses les sorprende las «pocas protestas» que han firmado hasta el momento las aficiones implicadas. De hecho, recogen en sus líneas la bajada del número de abonados del Barça desde que el equipo se trasladó a Montjuic por las obras del Camp Nou y llegan a incluir en su artículo que una gran parte del barcelonismo no tiene problema en ver a su equipo por televisión. Sin movilizaciones masivas para que este traslado se lleve a cabo, tampoco esperan que los hinchas del Atlético de Madrid protesten en gran medida al ejercer como visitantes en el partido designado. Incluyen, por tanto, la poca cultura existente en España de realizar viajes masivos para apoyar a los equipos en feudos rivales. También LaLiga está deseosa de formalizar esta novedad, la cual permitiría reducir la brecha respecto a otras grandes ligas. «Jugar un partido en el extranjero ayudaría a LaLiga a contrarrestar la gran ventaja comercial que tiene la Premier League en Estados Unidos y otros mercados fuera de Europa», rezan desde el «New York Times», poniendo el foco en el mercado norteamericano. Además, recuerdan la cantidad de partidos que los «grandes» de España llevan jugando en las últimas pretemporadas, poniendo de manifiesto incluso las grandes cifras que se han movido sin haber premios competitivos en juego. Hablando de cifras, el medio neoyorquino se remonta al último Real Madrid-Barcelona disputado en EEUU este último verano, el cual generó unos ingresos de 25 millones de dólares siendo sólo un amistoso. «No es difícil imaginar cómo esos números pueden mejorarse aún más cuando realmente haya algo en juego», auguran. En este sentido, hablan de un cóctel que podría inflar los precios hasta generar unas cifras pocas veces vistas. «La escasez de juegos competitivos, combinada con la voluntad de los fanáticos de los deportes de EEUU de gastar mucho en eventos, así como los precios dinámicos, pueden combinarse para atraer números asombrosos», advierten. Pero no todo en este plan parece de color de rosa. El escaso margen para preparar el cambio de sede, dos meses, dificulta la parte logística. En primer lugar, para el mismo fin de semana del 22 de diciembre (cuando está prevista la disputa de la jornada 18 en España) ya existe otro partido fijado en el Hard Rock Stadium, principal sede de Miami y que acoge en estas fechas los partidos de los Miami Dolphins de la NFL. Curiosamente, la empresa propietaria del equipo de fútbol americano es «Relevent Sports», que es además la gran promotora de eventos de este tipo. Las normas de FIFA habían sido hasta el momento su principal escollo para movilizar estas competiciones, si bien desde la compañía han asegurado en los últimos tiempos que la institución internacional se habría mostrado más abierta a realizar cambios sobre las reglas que impiden sacar partidos concretos fuera del territorio de una liga. La última parte consultada por el «New York Times» es la ESPN, principal cadena interesada en adquirir estos y «como loca» por que el acuerdo llegue a formalizarse. «Si quieren jugar en Júpiter, también lo haremos. Cada vez que podemos tener un partido a nivel local, nos beneficia. Nos encantaría tener un partido de temporada regular aquí, pero no influimos en ellos en absoluto», admitió en este mismo artículo su vicepresidente senior de programación y adquisición, Tim Bunnell. La expectación por el Barça-Atlético liguero se ha disparado a dos meses vista.