Ocurre con mucha frecuencia. El niño está comiendo algo y, por descuido o por probar, tira algo que está comiendo al suelo. En ese momento a muchos se les viene un monólogo muy divertido de Carles Capdevila a la cabeza en el que explicaba cómo se había enfrentado a esa situación con cada uno de sus hijos: «Con el primero había agua hirviendo siempre. Con el segundo, si el chupete había caído en un sitio realmente sucio lo pasábamos por debajo del grifo. Con el tercero ya decidimos que si caía en un lugar muy muy sucio y había tres testigos por lo menos, lo pasábamos un poco así por la camisa. Y a nuestro cuarto hijo nunca se le cayó el chupete», decía el periodista y divulgador, ya fallecido. Más allá de las risas, Capdevila no aportaba (ni pretendía) una explicación científica sobre cómo actuar al respecto. Entonces, ¿qué hacer cuando se cae el chupete o algo de comida al suelo? Hay una regla popular que dice que si algo se cae y se recoge antes de que pasen 5 segundos no llega a contaminarse y el enfermero de pediatría Armando Bastida ha querido aclarar qué hay de cierto en ella, basándose en estudios que se han hecho para comprobar su fiabilidad. Bastida comienza haciendo un llamamiento al «sentido común» y dejando claro que «los gérmenes no están realmente en todas partes, al menos no los más problemáticos». Explica que un estudio realizado en la Universidad de Connecticut sugiere que «si se trata de comida seca, como un trozo de pan o una galleta, no son cinco segundos, sino nada menos que 30 minutos lo que puede quedarse en el suelo sin que se contamine» pero apunta que en ese estudio no se especifica el nivel de contaminación de las superficies donde dejaron los alimentos. Hace referencia también a otros estudios posteriores que, a su juicio, no provocan tanta confianza: «En 2003, por ejemplo, en Illinois, mostraron que el número de bacterias que había en el suelo de diversos lugares de un campus universitario —la cafetería, la biblioteca, los pasillos— era notablemente bajo. Viendo esto, el autor del estudio contaminó baldosas de cerámica con escherichia coli y colocó golosinas y galletas sobre las baldosas durante cinco segundos a ver si se contaminaban o no las bacterias. El resultado fue que sí se contaminaban». En otro estudio llevado a cabo en Carolina del Sur, contaminaron varias superficies con salmonela y probaron a dejar alimentos durante cinco segundos: «El resultado fue la transmisión casi inmediata de la salmonela a los alimentos, que eran pan y salchichas. De hecho, desvelaron que la salmonela puede sobrevivir hasta cuatro semanas sobre superficies secas». Después de analizar esos trabajos científicos, el pediatra vuelve al punto de partida: «La conclusión, por lo tanto, es que la regla de los cinco segundos a veces sí y a veces no». Y aclara que «lo importante no es el tiempo que pase realmente, sino lo sucia que esté la superficie del objeto o la comida cara». También explica que no es lo mismo que el alimento se lo vaya a comer un bebé, cuyo sistema inmunitario es inmaduro, que un niño de tres o cuatro años. Termina exponiendo un caso personal: «Yo en mi casa, cuando no tenía animales y estaba relativamente limpia, contaba hasta cinco, siempre que no fuera gelatina, un yogur o similar. Una vez ya hay animales, ni cinco ni leches. Nadie se come nada del suelo porque ya es algún pelo seguro», concluye. Armando Bastida lleva años divulgando sobre crianza a través de su experiencia como enfermero de pediatría y padre de tres hijos. Su cuenta de Instagram sumaba casi 1,9 millones de seguidores pero Meta se la ha bloqueado por compartir fotos de lactancia y porque, al compartir vídeos para criticar la violencia contra los menores, la red social cree que hace justo lo contrario, apología. Ante las dificultades para recuperarla, hace un mes abrió una cuenta nueva a la que poco a poco van llegando sus seguidores de nuevo y se van sumando otros nuevos.