Un valiente ante el tren
El nacionalismo capitalino aplaude. Pero quien paga el pato son los ciudadanos madrileños, primero, y luego todos los demás. Porque todo pende de un hilo muy corto: el que une a Chamartín con Atocha: 7,3 kilómetros
Un valiente ante el tren
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Barcelona
Un tipo valiente evitó el desastre. Un técnico de ADIF se percató de que medio tren se había desprendido y reculaba, imparable. En un santiamén tomó la decisión acertada para evitar choques, destrozos y muertes. Descarrilarlo. Valentía y prudencia. Esta decisión fue la causa del trompazo del tren en una galería. Esa es la gran novedad sobre el gran accidente del sábado, según la versión del ministro de Transportes. Es bonito que el caos se transforme así en un acierto humano, cuando demasiadas veces los accidentes se deben a errores humanos. Justicia redistributiva.
La red de trenes española tiene dos agujeros negros. Uno, las cercanías o "rodalies" de Barcelona, por defecto: por falta de inversión acumulada durante muchos años: parece que ese déficit se va a encauzar. El otro es Madrid, concretamente el corredor Atocha-Chamartín, el corazón del transporte de alta velocidad. Ahí el problema viene por "exceso". O excesos. Con la entrada en competencia de otras compañías, además de Renfe, los trenes se multiplican, los usuarios también, las vías se saturan, las obras se simultanean y muchas unidades envejecen, tanto como otras se estrenan precipitadamente. Y todo eso sucede sobre un esquema antiguo y terrible: el radial, centralista, por el que han convertido a la capital en brújula única de toda España, norte, sur, este y oeste. El nacionalismo capitalino aplaude. Pero quien paga el pato son los ciudadanos madrileños, primero, y luego todos los demás. Porque todo pende de un hilo muy corto: el que une a Chamartín con Atocha: 7,3 kilómetros.
Resolver todos los problemas solapados requerirá tiempo. Así que solo quedan dos recetas para que los ciudadanos lo entiendan y no se desesperen al ver destrozados sus planes: información continua cuando surge el problema. Y un mecanismo inmediato de transporte alternativo. Ahí hay mucho margen para mejorar. Casi infinito.
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...