Ciencia y tecnología

"El Machu Picchu de Asia": dibujan con drones y láser dos enormes ciudades a más de 2.000 metros de altura en Uzbekistán

Los restos de las ciudades de Tugunbulak y Tashbulak fueron descubiertos en 2015 en una zona muy montañosa donde, a simple vista no se ve nada. Sin embargo, la tecnologia LiDAR ha permitido conseguir asombrosas imágenes que publica 'Nature'

Mapa urbano de la ciudad uzbeka de Tugunbulak, en la cresta de una montaña a 2200 metros de altura. Crédito: SAIElab, J. Berner, M. Frachetti

Mapa urbano de la ciudad uzbeka de Tugunbulak, en la cresta de una montaña a 2200 metros de altura. 
Crédito: SAIElab, J. Berner, M. Frachetti

Es el año 553. Una caravana de comerciantes, montados a caballo —o quizás a camello— recorre un polvoriento camino en dirección a uno de los boyantes mercados de Constantinopla. Están cansados y hambrientos. Es de noche y ya piensan que dormirán al raso. Sin embargo, escondidas entre altas montañas de más de 2.000 metros, ven las luces de una gran ciudad. Es Tugunbulak.

Las luces les producen una gran alegría. Esa noche podrán descansar bajo techo y comer algo caliente. La amplísima Ruta de la Seda, la famosa red de caminos entre China y las grandes ciudades del Mediterráneo, es un trayecto durísimo de más de 6.000 kilómetros.

El camino de estos viajeros empezó, probablemente, en Chang'an (Xi'an), la capital de China, y pasó por Karakórum, la capital de Mongolia. Para llegar a su destino, todavía les quedaba cruzar Persia y los actuales Uzbekistán y Tayikistán. El objetivo era llegar a alguna de las famosas ciudades de lo que hoy llamamos Turquía, Egipto y Rusia. En sus mercados se vendían productos como la seda, las especias o las piedras preciosas que luego acababan distribuyéndose por toda Europa.

El momento que estamos describiendo ocurre en el actual Uzbekistán. Justo en esa zona, hace 1.500 años, los viajeros encontraban las luces de la enorme ciudad de Tugunbulak, una ciudad que ocupaba 120 hectáreas y que fue construida a una altitud increíble: 2.200 metros, casi igual que la singular Machu Picchu andina.

Sin embargo, a pesar de su importancia y singularidad —solo un 3 % de la población humana vive por encima de los 2.000 metros—, si no eres experto en arqueología, probablemente nunca habías oído hablar de este lugar hasta ahora. La razón es que los restos de Tugunbulak —y la cercana Tashbulak— son casi imperceptibles al ojo humano.

Montículo donde se encuentra Tugunbulak a vista de dron. Se puede comprobar que los restos no son observables a simple vista
Crédito: M Frachetti

Montículo donde se encuentra Tugunbulak a vista de dron. Se puede comprobar que los restos no son observables a simple vista Crédito: M Frachetti

Montículo donde se encuentra Tugunbulak a vista de dron. Se puede comprobar que los restos no son observables a simple vista
Crédito: M Frachetti

Montículo donde se encuentra Tugunbulak a vista de dron. Se puede comprobar que los restos no son observables a simple vista Crédito: M Frachetti

Drones y láser

"Nos habría llevado una década mapear sitios tan grandes manualmente", explican los autores del hallazgo. Solo el uso de drones y un radar de última generación ha permitido entender lo grandes que eran y "dibujar" cómo eran sus calles y casas. La tecnología se llama LiDAR (acrónimo de Laser Imaging Detection and Ranging) y, por medio de pulsos láser que se reflejan en el terreno, han obtenido datos que nos cuentan cómo eran estas ciudades en medio de la Ruta de la Seda.

Después han usado los datos de los drones y el LiDAR para, mediante ordenadores, "trazar automáticamente millones de líneas para predecir las posibles alineaciones arquitectónicas". Lo que revela este estudio es "una enorme ciudad antigua que de otro modo sería invisible a simple vista".

Detrás de este trabajo está el equipo de Michael Frachetti, profesor de arqueología en Artes y Ciencias en la Universidad de Washington, y de Farhod Maksudov, director del Centro Nacional de Arqueología en Uzbekistán.

Fueron los descubridores de estas ciudades en 2015 y ahora ha mapeado —centímetro por centímetro— estas dos urbes que ya consideran "las ciudades medievales más grandes jamás documentadas en las partes montañosas de la ruta". Lo publican en Nature, apoyados por la National Geographic Society.

¿Qué se ve con el LiDAR?

Las dos ciudades están ubicadas en un terreno montañoso y muy irregular, entre los 2.000 y 2.200 metros sobre el nivel del mar. Son "ejemplos inusuales de próspero urbanismo de montaña", dicen los autores. Y añaden que "tenían una estructura urbana específica, muy diferente a la de las zonas bajas". Las personas que habitaron Tugunbulak hace más de mil años eran "pastores nómadas que mantenían su propia cultura y economía". Una sociedad "distinta e independiente" a la de las tierras bajas.

La ciudad más pequeña, hoy llamada Tashbulak, tenía unas 12 hectáreas. Sin embargo, la ciudad más grande —Tugunbulak— alcanzó las 120 hectáreas, "lo que la convierte en una de las ciudades más grandes de su tiempo", explica Frachetti.

Los investigadores explican que "aunque las montañas se consideraban barreras para el comercio", este ejemplo deja claro que "albergaban importantes centros de interacción" que se generaron porque había animales, minerales —probablemente hierro— y otros recursos en estas montañas.

Las excavaciones preliminares en una de las estructuras fortificadas de Tugunbulak sugieren la presencia de una fortaleza, un edificio protegido por muros de tierra apisonada de tres metros de espesor que podría haber sido una fábrica "donde los orfebres locales convertían ricos depósitos de mineral de hierro en acero". Esta investigación deja claro que Tashbulak y Tugunbulak no eran solo puestos de avanzada remotos o paradas de descanso, sino más bien "el complejo corazón de una red", la Ruta de la Seda.

Javier Ruiz Martínez

Javier Ruiz Martínez

Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...

 
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