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Opinión

"No podía denunciar el maltrato": Maruja Torres y el recuerdo más duro de su madre al criticar la Justicia española

Me temo que hoy estamos comprobando que lo que señalaban, entonces en voz baja, eso sí, mi madre y mis compañeros de aquel empleo miserable, la desigualdad judicial en cualquier formato, permaneció en su guarida, esperando su hora. Que es exactamente ésta

Maruja Torres: "La justicia, para el que pueda pagársela, para quien tenga influencias"

Madrid

Qué perjudicial resulta para un país perder la confianza en una parte importante de la magistratura, precisamente aquella que más corta el bacalao. Aquella que, con su comportamiento arbitrario, abre la veda a que se multipliquen en la administración de justicia de cualquier territorio los desaires y agravios que siempre afectan a quienes menos tienen y menos gritar y defenderse pueden.

Recuerdo a mi madre, años cincuenta del pasado siglo, decirme que no podía denunciar el maltrato de su marido, lo he contado muchas veces, porque los jueces estaban a favor de los hombres. Recuerdo a mis compañeros de un trabajo de mierda del que me despidieron cuando era jovencita, disuadiéndome de que reclamara, porque los jueces siempre estaban a favor de los amos.

Recuerdo también, pero con inmenso placer mezclado de gratitud y ternura, aquellos aires limpios que entraron en el templo de la Justicia, preparando la Transición: asociándose, empujando como podían, abriéndonos las puertas. Hombres y mujeres que merecen ser recordados. Pero nunca aplastamos el huevo de la serpiente, que es el sistema de oposiciones organizadas entre pares del mismo pesebre y que tanto favorece a quienes, en un interesantísimo reportaje, la revista 'El Salto' llama los jueces-soldados de la Justicia cayetana. Os lo recomiendo.

Me temo que hoy estamos comprobando que lo que señalaban, entonces en voz baja, eso sí, mi madre y mis compañeros de aquel empleo miserable, la desigualdad judicial en cualquier formato, permaneció en su guarida, esperando su hora. Que es exactamente ésta.

La justicia, para el que pueda pagársela, para quien tenga influencias, para quien ofrezca algo a cambio, para obtener el poder y el control sobre los otros. Para esos otros y otras, el desprecio, el descrédito y el desánimo. Y, a ser posible, un buen empujón para que el autoritarismo se imponga a la democracia. Como en los buenos tiempos, coño. Qué solos estamos nosotros y los jueces y juezas decentes.

Maruja Torres

María Dolores Torres Manzanera (Barcelona, 16...