'Amal', un homenaje a aquellos profesores que promueven la tolerancia frente a los extremismos
El cineasta marroquí Jawad Rhalib muestra el papel vital del profesorado en la construcción de las identidades de la juventud y el peligro de los discursos radicales en las aulas
Madrid
En un mundo cada vez más polarizado, la tensión entre la vida moderna y la religión crea debates sobre cómo las creencias influyen en los valores de la sociedad contemporánea. En el islam, esta dicotomía tiene una expresión: dîn wa dunya. Por un lado, las religiones aportan ese marco moral y espiritual que pueden guiar las decisiones y acciones que se toman en el día a día, incluso pueden dar sentido a las formas de ser. Pero por otro, la sociedad moderna a menudo se enfrenta a desafíos que entran en conflicto con las enseñanzas religiosas, como puede ser la ciencia, los valores comunitarios de la democracia o las nuevas estructuras que confrontan la heteronormatividad.
Jawad Rhalib, documentalista marroquí afincado en Bélgica, es autor de títulos como ‘Cuando los árabes bailaban’ o ‘El Ejido’, trabajos con un compromiso social y con capacidad para abordar temas complejos desde la denuncia. Ahora presenta su nueva película, ‘Amal’, una reflexión sobre cómo la educación es la base de nuestros conocimientos y valores, y de la importancia que tiene en la creación de nuestra identidad. ‘Amal’, además de ser el título de este largometraje de ficción, también es el nombre de la protagonista: una profesora de literatura en un instituto belga. Su clase es un claro reflejo de la diversidad que hay en el mundo, con un alumnado de diferentes rasgos, procedencias y formas de pensar.
El conflicto comienza cuando un grupo de jóvenes radicales empiezan a acosar a una compañera de clase por su orientación sexual. Además de ejercer sobre ella violencia física y verbal, utilizan las redes sociales para propagar el odio a cualquiera que tenga un concepto de la religión diferente a la suya. “Hemos perdido el control sobre las redes sociales. En Bélgica y seguramente en todas las partes del mundo, hay parte del alumnado que crea grupos de WhatsApp donde intercambian mensajes de acoso e insultos hacia los demás. En Francia ha habido muchos casos de suicidio donde posteriormente se ha descubierto el acoso que recibía la persona en los mensajes de su teléfono. Tenemos que aprender a vivir con ellas, y creo que la única manera de que esas redes se vuelvan más humanas, es a través de la educación”, dice Rhalid sobre el peligro de las redes sociales, también para la propagación de ideas radicales vinculadas al fanatismo islámico.
En la película, la profesora, en vez de castigar a los alumnos, decide utilizar su figura de docente y, desde la educación, les enseña un enfoque de la religión no tan asfixiante. Utiliza a Abu Nawas, un poeta árabe musulmán del siglo VIII que escribía sobre la atracción homosexual. Aunque Amal sea una ficción, tiene fuerza documental gracias a la mirada veraz de Rhalid sobre el fanatismo islámico. Antes de que terminara el rodaje de la película, sucesos en Francia como el asesinato de Dominique Bernard, un profesor que fue apuñalado por un exalumno radicalizado hicieron que la película cobrara mayor sentido. Rhalid hizo un trabajo sociológico previo, entrevistando a docentes y reuniéndose con ellos para conocer cuáles eran sus sensaciones actuales sobre sus trabajos.
“El respeto que se tiene hacia el oficio del profesor se ha perdido. Después del caso de Dominique Bernard hemos visto que el profesorado se siente acosado y abandonado desde hace algunos años. Muchos han decidido salirse del programa para ir hacia los temas de actualidad que hay que debatir, como la política o la religión, para abrir las mentes de la juventud y que aprendan a reflexionar. Para mí era importante que mi personaje lo viviera desde el punto de vista de una profesora, porque la escuela sigue siendo la base de todo, y si queremos salvar a los niños y a las niñas para que no caigan en este tipo de radicalismos, hay que pasar por la educación y por los profesores. Dirigirnos hacia eso”, explica en conversación con la Cadena SER.
‘Amal’ invita a reflexionar sobre el papel fundamental que desempeñan las figuras docentes en la fase adolescente; una etapa marcada por muchos desafíos emocionales, sociales y físicos. A través de la figura de su protagonista, interpretada por Lubna Azabal, que brilla en el papel de profesora, la película nos recuerda que la educación es una herramienta poderosa para desafiar discursos de odio y fomentar la empatía. En tiempos en que las redes sociales amplifican voces radicales, la responsabilidad de los docentes se vuelve aún más crítica. Muestra que la lucha contra el fanatismo comienza en las aulas, y que con vocación y dedicación, los profesores pueden sembrar las semillas del cambio en su alumnado. En última instancia, esta película es un homenaje a aquellos que, a pesar de los riesgos, eligen el camino de la enseñanza y el entendimiento, construyendo un futuro más inclusivo y consciente.