"Las monjas son brutales": Charo López recuerda lo que le hicieron en su colegio cuando era solo una niña

Madrid

La actriz española lleva más de 40 años dedicando su vida al cine y al teatro, un tiempo en el que ha participado en más de 50 proyectos, entre obras de teatro, series de televisión y películas, algunas de ellas tan reconocidas como Rey Gitano, de Juanma Bajo Ulloa y Karra Elejalde, o Baby, de Marcelo Caetano. Su vida comenzó el 28 de octubre de 1943 y siempre estuvo marcada por la educación que recibió. López cuenta en una entrevista en Por el principio que asistió a un colegio de jesuitas en Salamanca, donde las monjas establecían directrices muy claras. El código de vestimenta era una de esas pautas: las alumnas debían llevar un uniforme de blusa blanca y falda oscura, y recibían una educación religiosa exigente y represora.

Estas normas tan estrictas le generaron un agudo sentido de culpabilidad. La expulsaban y la castigaban continuamente porque, como ella misma se define: "Yo era un trasto y les daba guerra", confiesa la actriz. A pesar de ello, López asegura que fue muy feliz con las monjas, destacando especialmente a una que fue muy importante para ella: "La madre Carmen Garaizabal era tan simpática y tan distinta a las demás monjas del colegio, sofisticada, guapísima". Esta monja, que era profesora de francés, hizo que López se "enamorara del idioma", aunque también había otras que no le hacían la vida tan fácil. "Hubo alguna que era más borde... no voy a dar el nombre, pero siempre estaba enfurruñada, la madre Mercedes; ya está, esa siempre estaba enfadada".

La madre Mercedes no era la única. Un día, la Madre Superiora le dijo a Charo López, cuando solo era una niña, que tenía que ponerse una faja y un sujetador largo, hasta la cintura. "En el recreo, estábamos haciendo cola para subir a un patio que había arriba. Me puso la mano en la espalda y, al hacerlo, me dijo: '¡Ostras, Rosario, no llevas sujetador!'. ¡Qué susto me pegué! Le dije: 'No, todavía no'". La Madre Superiora le dijo a López que debía avisar a su madre, y esta le respondió: "Claro, hija, como no me he dado cuenta, vamos ahora mismo a comprarlo". La actriz describe el momento en que se lo puso como algo muy desagradable: "¡Qué horror! Al ponérmelo al día siguiente, no podía ni moverme". Esto ha marcado toda su vida, cuenta López: "Yo he sido una persona reprimida, porque la educación que he tenido ha sido muy represora. He estado con monjas y las monjas son brutales", confesaba la actriz.

López también explica por qué las obligaban a usar fajas siendo tan niñas: "Porque se nos movía el culo con las tablas del uniforme; al andar, se notaba, y eso estaba muy mal". Todo esto sucedió durante la etapa de desarrollo de Charo López: "Nos lo pusieron todo de golpe. Pasé de ser una niña que no paraba a tener que encorsetarme, con miedo y vergüenza de que se notara que llevaba esas cosas. Esa fue la peor época", finaliza López. "Suponía mucho para una niña encorsetarla y meterla en una faja".