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Zeltia Montes: “Mis bandas sonoras son únicas. Es un camino difícil, pero te hace más feliz”

La compositora, ganadora del Goya por la banda sonora de El buen patrón, ha puesto este año la música a las películas Nina y Salve María.

La compositora Zeltia Montes / Foto: Jose Gegúndez

La compositora Zeltia Montes / Foto: Jose Gegúndez

La vocación musical de Zeltia Montes nació siendo niña. “A los 4 años empecé a ir a clases de solfeo porque mi hermana, que era 4 años mayor que yo, ya iba, pero fue a los 9 cuando tomé la decisión, evidentemente sin tener ni idea de lo que decía, de ser compositora”, nos cuenta. Lo de convertirse en compositora de cine llegó más tarde, cuando fue a estudiar a la Berklee College of Music. “Antes había ido al conservatorio y luego estuve en la escuela de música creativa estudiando música moderna y jazz. Una de mis profesoras de la escuela era Eva Gancedo que había hecho música de cine” (Ganó el Goya a la mejor banda sonora por La buena estrella) “Yo al verla pensaba: bueno, si ella ha podido, quizá yo también pueda. Ver a una mujer que lo había hecho significaba que fuera posible”, comenta.

Sin embargo, el camino para convertirse en profesional de la música cinematográfica no fue nada fácil. Su banda sonora más conocida, por la que ganó el Goya en el año 2022, fue El buen patrón, pero antes hubo otras que marcaron su estilo, por ejemplo, las de los documentales Frágil equilibrio y Desenterrando Sad Hill o el trabajo que hizo con el director Paco Cabezas en el largometraje Adiós. “Escuchando algunas de mis primeras bandas sonoras sí que siento que había una voz propia muy clara. Lo que pasa es que, cuando empiezas tu carrera, todo el mundo te dice que tienes que sonar como otros, porque eso es lo que va a hacer que seas un compositor de cine. Ahora, con el tiempo, pienso muy diferente. Mis bandas sonoras son únicas. Es un camino difícil, pero te hace más feliz”, comenta.

Para Zeltia Montes componer una banda sonora es el resultado de un montón de decisiones. “No solo la mía, sino la del director, del productor, del presupuesto, del tiempo que tengas para hacer el trabajo… Siempre voy a preferir un director que sabe lo que quiere, que tiene una idea clara en la cabeza. Entonces yo intento ir por dónde él me dice, pero también hay algunos que me han dejado hacer lo que quiera. Lo que muchos no saben es que muchas veces, cuando las películas nos llegan a los compositores, ya llevan una música temporal de referencia y esto es un problema, porque te están diciendo muy claramente qué tipo de música desean. Tanto el director como los productores ya han escuchado el montaje con esa música y te van forzando para que vayas por ese camino. Yo creo que las bandas más originales, diferentes y con propuestas más arriesgadas que he hecho, no han salido de una banda sonora de referencia”, explica.

Su trabajo comienza trabajando directamente con el guion. “Ahí es donde imagino qué va a necesitar la película, pero cuando llega el proceso de montaje a lo mejor la secuencia en donde ibas a poner una música increíble no la necesita y la que la necesita es otra. Cuando hago bandas sonoras muy temáticas, con melodías muy reconocibles, trato de tener en mi cabeza ciertas palabras que me recuerdan lo que quiero contar. Con eso me siento para hacer un esquema, lo toco primero al piano y luego voy viendo qué orquestación necesita. Cuando son más modernas y con textura compongo directamente sobre los sonidos que quiero. A mí me gusta mucho mezclar instrumentos orquestales con sonidos que diseño de grabaciones previas o de sintetizadores. Entonces la mezcla de los dos te da un sonido muy diferente. Esas cosas me parecen muy interesantes. A veces uso sonidos que vienen de la propia película, del rodaje… Me encanta hacer bandas sonoras muy clásicas, con melodías memorables, con una instrumentación más clásica, pero también me gusta experimentar con sonidos que me invento”, nos cuenta la compositora.

Pero para Zeltia Montes tan importante o más que componer la música es tratarla posteriormente en la mesa de mezclas. “Para mí es una parte fundamental de la composición porque es ahí cuando junto todos los elementos. Me siento con mi ingeniero sonido, Alfredo Jiménez, y le voy diciendo: vamos a probar esto; vamos a meter un poco de “delay”; prueba a cortar aquí… Para mí eso es todavía parte de la composición porque, hasta que termino de mezclar, la música está viva y puede todavía sonar muy diferente”.

Para Zeltia Montes hay en el horizonte un peligroso nubarrón en la composición musical: La inteligencia artificial. “Yo sigo creyendo que el tipo de música que ha imaginado un compositor en su casa jamás se va a poder emular, porque es una idea auténtica y original. Lo que se va a poder imitar es un tipo de música más genérica, pero la necesidad que tengo yo de ofrecer algo que sea diferente cada vez está más valorado. De hecho, estoy sintiendo que en Hollywood están cansados ya de muchas cosas que suenan muy parecidas y están volviendo a buscar esas voces diferentes”, afirma contundentemente.

Sus últimas composiciones, por las que podría perfectamente volver a ser candidata a los Goya, son Nina de y Andrea Jaurrieta y Salve María de Mar Coll. “Salve María bebe de un concepto que ya probé con Que nadie duerma y Nina de la música de Bernard Herrmann y del mundo del cine negro, pero he querido llevar la música a un lugar muy moderno. He experimentado con un montón de técnicas muy diferentes. Estoy muy orgullosa de la evolución que tiene esa banda sonora y de atreverme a probar cosas nuevas”, sentencia.

 
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