Hay que celebrarlo
La condena de Feijóo no es poco para quien, al estallar la tragedia hace menos de una semana, acusó al presidente de miseria moral y de actitud despreciable.
Barcelona
Aunque haya sido 24 horas después, ha estado correcto. Hay que darle la bienvenida, hay que animarle a seguir por ese camino, incluso, con más profundidad. Tras el acoso violento de ayer a los Reyes, al presidente del Gobierno y al de la Generalitat valenciana, Alberto Núñez Feijóo ha dicho finalmente que a los suyos las expresiones de violencia “no nos representan”, se dirijan a cualquiera de los afectados. También ha iniciado lo que parece una rectificación, o al menos un giro, en la estrategia de acoso y derribo, de insulto y deslegitimación del Gobierno.
“Debemos cambiar, es necesaria una política útil y constructiva”, ha proclamado. No es poco para quien, al estallar la tragedia hace menos de una semana, acusó al presidente de miseria moral y de actitud despreciable. ¿Cómo puede el líder de la oposición profundizar en este giro evidenciando que no es flor de un día?, intentando ser un poco más específico, incluso más empático en su solidaridad con el principal perjudicado por la violencia ultra del domingo, Pedro Sánchez. Sí, pues recibió un golpe, todo indica que fuerte en la espalda, su comitiva fue asaltada violentamente por los ultras, corrió más peligro que nadie. Feijóo también puede archivar tajante y definitivamente las tentativas de desacreditarle personalmente para deslegitimar su autoridad y su función, y convocar a sus socios intermitentes de Vox a seguirle por el mismo camino constructivo.
Cuando alguien toma una buena decisión, corrige sus errores, hace propósito de cambiar y promete finalmente ser constructivo, aunque formalice todo eso con contención y con cierta timidez, hay que celebrarlo. Nada de esperar a que se arrepienta y dé otro giro inverso. Acogerle abiertamente como hizo el padre del hijo pródigo en la Biblia.
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas...