La batalla Trump-Harris también se libra en la economía: así son los diferentes escenarios que se dibujan
Son dos modelos distintos con repercusiones a nivel global
La economía mundial se la juega en las elecciones de Estados Unidos
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Estados Unidos está a horas de unas de la votaciones más importantes para el futuro de la democracia y de la economía. Con las encuestas absolutamente empatadas, se pueden abrir dos escenarios bien distintos. Sin bajar a excesivo detalle, Donald Trump tiene dos motores económicos:
- Bajar impuesto, especialmente a las grandes empresas.
- Y desregular mercados, eliminar leyes y exigencias climáticas, especialmente al petróleo y el gas.
Así que su victoria es la victoria de las grandísimas compañías y las primeras víctimas serían las empresas verdes, renovables y las de energías limpias. Esto a nivel empleador. A nivel de empleados, Trump ha propuesto una deportación masiva de inmigrantes sin papeles. El resultado puede ser, primero, una parálisis económica, hasta que se consiga reponer a millones de personas con trabajadores con permisos, y, segundo, un encarecimiento brutal de todo, una inflación desbocada cuando quienes ahora cobran menos sean sustituidos por trabajadores que cobran el doble o el triple.
Esto es si gana Trump. ¿Y si pierde? Esta es la primera vez en la historia en la que un candidato se juega no sólo su futuro político sino también su futuro económico. Las acciones de su red social, Truth Social, se han duplicado en precio en el último mes cuando le sonreían las encuestas. Una derrota política puede ser, además, de su ruina política, también su ruina económica.
¿Qué ocurre si gana Kamala Harris?
La victoria demócrata, sin duda, puede significar el refuerzo del papel de un estado que no sea mero espectador. Hay dos grandes apuestas de Kamala Harris en esta campaña:
- Un aumento de impuestos a las grandes empresas, que pasarían a pagar no el 21% actual sino un 28%.
- Un refuerzo de las autoridades de competencia, para evitar lo que la candidata define como abuso en los precios de las grandes cadenas de alimentación, fundamentalmente.
Frente a quienes defienden que más regulación puede hundir la economía, lo cierto es que la bolsa americana, el índice más amplio, el S&P 500, ha subido más del 20% este año, repitiendo una hazaña que el índice ya logró también en 2023 y el Nasdaq, el índice tecnológico, ha subido un 23%.
Y, ¿qué significa para la economía europea? En Europa en general y en España en particular, un cambio de color político en la Casa Blanca, la victoria de Trump puede pasarnos tres facturas:
- La primera, cerrándonos un mercado: Trump ha prometido aranceles del 20% a todos los bienes importados y un 100% a los coches de importación (no sólo a los chinos) ¿Qué significa eso para España? Un portazo a uno de los mercados en los que desde los bancos hasta las energéticas hasta la industria del automóvil era clave para el futuro. El nacionalismo económico allí puede ser la ruina para muchas empresas aquí.
- Segunda, con todo más caro Trump ha prometido además una guerra arancelaria a China: 60% de aranceles (tasas) a los productos chinos. Una guerra a la que China, sin duda, responderá encareciéndolo todo. Así que segunda factura, la podemos pagar en precio.
- Y la tercera, encareciéndonos hipotecas: porque esta misma semana, el jueves, justo después de las elecciones, se reúne la Reserva Federal (la que Trump pretende controlar). En función de quién gane, pueden revisarse las bajadas de tipos de interés y las previsiones de inflación. Si todo sigue como hasta ahora, las hipotecas americanas seguirán bajando y presionando hacia abajo a las nuestras. Si eso descarrila, lo podemos también pagar en la letra de nuestra casa.
Así que sí, como siempre, las elecciones estadounidenses no son de la página internacional, sino de las de economía local.