¿Qué va a pasar con Oriente Medio con Trump en la Casa Blanca?
Israel tendrá en la presidencia norteamericana a un amigo, protector y financiador que apoya sin paliativos al gobierno de Netanyahu, y tampoco cuestiona demasiado sus métodos. Trump ya demostró que el diálogo para solucionar el conflicto en Oriente Medio no entra en sus planes ni con Irán ni con Palestina
Madrid
La reelección de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos se produce en un contexto de conflictos y tensiones internacionales, particularmente en Oriente Medio, que no tiene precedentes en la historia reciente. Trump ha manifestado su intención de abordar esta situación, aunque los elementos de su política exterior, en especial en relación con Israel, y su estilo de gobernanza impredecible generan una considerable incertidumbre sobre las implicaciones de su segunda administración en la región.
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La postura de Estados Unidos, que históricamente ha sido un firme aliado de Israel, está siendo cuestionada tanto a nivel doméstico como en el plano internacional. En este sentido, las protestas en universidades estadounidenses y el debate sobre el papel de Estados Unidos como principal patrocinador militar y diplomático de Israel se han intensificado. La situación ha generado además un contexto de incertidumbre sobre las futuras relaciones de Trump con el gobierno israelí, encabezado por Benjamin Netanyahu, con quien ya había establecido una relación estrecha en su primer mandato.
Durante su presidencia anterior, Trump brindó un sólido respaldo a las políticas de Netanyahu, que incluían la retirada unilateral de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán, que el primer ministro israelí había rechazado sistemáticamente. Además, Trump reconoció a Jerusalén como la capital de Israel, un acto que consolidó el reclamo israelí sobre la ciudad disputada, y respaldó la anexión israelí de los Altos del Golán en Siria, territorio ocupado desde la Guerra de los Seis Días en 1967. Su administración también presentó un plan de paz con los palestinos, que fue percibido por muchos como desfavorable a los intereses palestinos, mientras que la expansión de los asentamientos israelíes en Cisjordania se intensificó durante su mandato, lo que complicó aún más la viabilidad de un futuro estado palestino.
Una victoria en medio de una devastadora guerra en Gaza
Al momento de asumir la presidencia, a menos que se logren acuerdos temporales de alto el fuego, Trump lo hará en medio de una guerra devastadora en Gaza y mientras Israel continúa su ofensiva contra Hezbollah, el grupo político y paramilitar libanés. La persistente confrontación entre Irán e Israel sigue sin resolverse, al igual que los enfrentamientos entre las fuerzas israelíes y los aliados iraníes en Irak y Yemen. A su vez, el desarrollo del programa nuclear de Irán continúa siendo una preocupación estratégica clave para Tel Aviv.
Durante la campaña electoral, Trump subrayó su compromiso de pacificar la región. En una entrevista con el locutor conservador Hugh Hewitt en abril, el entonces candidato afirmó: "Terminemos con esto, volvamos a la paz y dejemos de matar gente", refiriéndose al conflicto en Gaza. Sin embargo, su enérgico apoyo a Israel y sus posicionamientos sobre la guerra en Gaza generan interrogantes sobre la efectividad de sus políticas en un entorno tan complejo.
La guerra en Gaza estalló tras los ataques perpetrados por Hamás el 7 de octubre de 2023, que resultaron en la muerte de más de 1.200 personas en Israel y el secuestro de 250 ciudadanos, muchos de los cuales aún se encuentran en Gaza. La ofensiva israelí ha tenido consecuencias devastadoras, con más de 43.000 muertos en Gaza, según fuentes locales, aunque las cifras no discriminan entre combatientes y civiles. Más de la mitad de los fallecidos serían mujeres y niños. Esta situación ha derivado en una crisis humanitaria sin precedentes, la creciente condena internacional hacia Israel y el análisis por parte de tribunales internacionales sobre la posible imputación de crímenes de guerra.
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Victoria García
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