Internacional

Un médico inglés, condenado a 31 años de cárcel por intentar matar a la pareja de su madre con una vacuna falsa de la COVID

Se trataba de yodometano, un producto químico utilizado como pesticida

Patrick O'Hara, el hombre al que casi mata el médico, a la salida del juzgado. / Owen Humphreys - PA Images

Corresponsal en Londres

Un tribunal de Newcastle ha condenado este miércoles al médico de familia Thomas Kwan a 31 años de cárcel por intentar matar a la pareja de su madre con una vacuna de la COVID falsa en noviembre de 2023. Kwan, de 53 años, se atavió con una bata larga, guantes quirúrgicos, mascarilla médica y unas gafas tintadas y se hizo pasar por un enfermero llamado Raj Patel para hacer creer al compañero sentimental de su madre, Patrick O'Hara, que acudía a su casa para administrarle la dosis contra la COVID. La realidad es que se trataba de yodometano, un producto químico utilizado como pesticida, que provocó a O'Hara importantes lesiones físicas y mentales.

La jueza Christina Lambert ha concluido que Kwan pretendía matar a la pareja sentimental de su madre, de 72 años, para evitar que este se quedara con la casa familiar como herencia. Y todo a pesar de que, según la fiscalía, el médico era “un hombre de medios considerables” con un “estilo de vida acomodado”, que incluso había hecho una oferta para comprar una propiedad de dos millones de libras en el sur de Inglaterra.

"Codicia engendrada, pura y simplemente, por la propia codicia"

“No fue una codicia fruto de la escasez de dinero, ni tampoco fruto de la necesidad. Fue una codicia engendrada, pura y simplemente, por la propia codicia”, ha asegurado el fiscal del juicio, Peter Makepeace, quien ha asegurado que Kwan falsificó documentación del servicio de salud (NHS), utilizó matrículas falsas e incluso reservó una habitación de hotel con un nombre falso. “Era un plan para asesinar a un hombre a plena luz del día, asesinar a un hombre delante de los ojos de su propia madre, su compañera de vida”, ha añadido el fiscal.

El impacto psicológico llevó a la víctima a dejar a su pareja tras 20 años de relación y le ha provocado importantes episodios de estrés postraumático. “Recuerdo que, cuando la aguja entró en mi brazo, sentí un dolor instantáneo e insoportable. Nunca en mi vida había sentido algo tan doloroso. Al instante pensé que algo había ido mal”, aseguró O'Hara durante el juicio. Kwan le aseguró entonces, con un falso acento indio, que el dolor era normal. Tras acudir a urgencias, los médicos le diagnosticaron fascitis necrotizante, una enfermedad que consume rápidamente la piel, y tuvieron que extirparle una parte importante de la carne infectada.

“Este incidente debería haber sido mi fin”, explicó la víctima. “De no haber sido por la intervención médica estoy seguro de que, no sólo habría perdido el brazo izquierdo, sino también la vida”. Desde entonces ha vivido con el miedo de que Kwan le haga daño de nuevo a él o algunos de sus familiares, como consecuencia de su colaboración con la policía y con la justicia. Tras conocer la sentencia, O'Hara ha mostrado su alivio: “Se ha hecho justicia”.