Mentir a los muertos
Los propios gobernantes próximos que han incurrido en este horror son quienes, al contradecirse de forma flagrante sobre su propia conducta, se han retratado públicamente
Mentir a los muertos
Barcelona
La verdad es la primera víctima de una guerra. Sucede así en todas. Por eso ene l campo de batalla mueren los periodistas, a granel: más de 130 asesinados por el ocupante en la franja de Gaza. Ahora aprendemos que este fenómeno no es exclusivo de la guerra. Sucede también en otras tragedias, como el temporal valenciano.
La destrucción de la verdad es también en este caso especialmente insidiosa. Supone mentir directamente a los muertos. Los propios gobernantes próximos que han incurrido en este horror son quienes, al contradecirse de forma flagrante sobre su propia conducta, se han retratado públicamente.
Difundiendo falsedades para ocultar sus negligencias o errores traicionan a los muertos por segunda vez. La primera, por no haberles informado adecuadamente, cuando ya sabían perfectamente del peligro. Esta segunda, porque se mofan de su dignidad y burlan su recuerdo: los muertos también tienen derecho al honor.
Esos responsables saben mejor que nadie lo que deben hacer, que eso atenuará su culpa, no nos hagan decírselo. No sigan cometiendo el tercer desaguisado dramático contra los perjudicados, intentando tapar su responsabilidad por la vía de echarla sobre hombros ajenos. Porque ese intento de auto-blanqueo es lo que genera discusiones inútiles o prematuras: ya demasiadas cosas están claras. Solo sirve para distraernos de lo esencial, la tarea de apoyar sin descanso a los miles de ciudadanos que siguen sufriendo.
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas...