A vivir que son dos díasLa píldora de Enric González
Opinión

Dos o tres milímetros

"Sentir y emocionarse es humano. Aún más humano es enfriar las emociones y pensar"

Dos o tres milímetros

Rita Levi-Montalcini tenía 96 años cuando la conocí. Era una persona lúcida, irónica, maravillosa. Su padre no le había permitido estudiar, por ser mujer, y sólo pudo empezar el bachillerato a los 20. Le dio tiempo a doctorarse en medicina y especializarse en neurología antes de que la persiguieran los nazis y los fascistas, por ser judía. Sobrevivió y en 1986 recibió el premio Nobel. Conocía a fondo el cerebro humano. Sabía que muchos milenios de evolución nos habían hecho quizá más listos, pero no más buenos. Y, sin embargo, tenía confianza en el futuro. Nuestro cerebro se compone de tres sistemas. El más antiguo, generalmente llamado reptiliano, maneja los automatismos, como la respiración o el equilibrio. Luego está el límbico, relacionado con el aprendizaje y las emociones. El que nos hace humanos es el tercero, fruto de la evolución. Se trata de una capa exterior finísima, de dos o tres milímetros, llamada neocórtex. Esos dos o tres milímetros nos conceden la capacidad de pensar. Rita confiaba en que la humanidad mejorara gracias al neocórtex, porque esos pocos milímetros nos dan inteligencia y nos permiten distinguir el bien del mal. En tiempos convulsos como los actuales parecen imponerse el reptiliano y el límbico: nos dominan los automatismos, las emociones, las pasiones. Nos unimos ciegamente a la tribu, sea ideológica, territorial o de cualquier otro tipo. Dicho según la forma popular, actuamos con el corazón. Pero el único mecanismo que nos permite solucionar problemas y salir adelante es el neocórtex, también conocido como materia gris o, aún más simple, cabeza. Rita Levi-Montalcini murió en 2012, con 103 años. En sus últimas declaraciones públicas dijo que era feliz, que no tenía miedo y que cuando su cuerpo se acabara sobrevivirían, como un mensaje a los demás, las cosas que había pensado. Recordemos que la naturaleza nos ha hecho ese regalo, esos pocos milímetros que pueden cambiar las cosas. Sentir y emocionarse es humano. Aún más humano es enfriar las emociones y pensar.