Fútbol

El 'emperador' Adriano desvela cómo es su vida actual: "Bebo porque no es fácil ser una promesa que sigue en deuda"

El exjugador brasileño se calificó como "el mayor desperdicio del fútbol"

El jugador aupado por sus amigos en Vila Cruzeiro

Adriano Leite fue un jugador extraordinario. Uno de esos futbolistas por los que encendías la televisión para ver una y otra vez su particular manera de vivir y jugar a este deporte. Su potencia física se juntaba con su enorme calidad y todo ello suponía un binomio imparable. El talento que atesoraba el brasileño no pasó desapercibido y cuando apenas era un joven futbolista, cambió las condiciones más básicas de vida de Río de Janeiro por la lujosa Milán. Allí disfrutó de sus mejores años como delantero del Inter de Milán. No había nadie como él en su mejor momento, pero la salud mental le jugó una mala pasada, lo hundió en la miseria e hizo que dijera adiós a todo lo que él más amó durante toda su vida.

Tras ello, años en el más absoluto anonimato hasta ahora cuando un vídeo del delantero en un estado pésimo por las calles de su Brasil natal hizo saltar las alarmas. Esa fue la razón por la cual Adriano ha decidido sincerarse a través de una carta en el que detalla su forma de vida actual y todos los hechos que han provocado que llegase a este momento. Sin tabúes y sin ignorar las partes más dolorosas de su vida, Adriano es capaz de emocionar a través de palabras y expresar felicidad de forma escrita al definir que en la pobreza es donde él mejor se siente y donde el alcohol parece ser ahora su mayor cómplice por las calles, como lo fueron en el campo Esteban Cambiasso o Patrick Vieira.

"¿Sabes lo que se siente ser una promesa? Yo lo sé. También una promesa incumplida. El mayor desperdicio del fútbol: yo. Me gusta esa palabra, desperdicio. No solo por cómo suena, sino porque estoy obsesionada con desperdiciar mi vida. Estoy bien así, en un desperdicio frenético. Disfruto de este estigma. Bebo cada dos días, sí. (Y los otros días también) ¿Cómo llega una persona como yo al punto de beber casi todos los días?", confiesa un Adriano que no parece avergonzado por una adicción con la que convive diariamente.

Hubo un hecho trascendental en su vida que fue la muerte de su padre. "La muerte de mi padre cambió mi vida para siempre. Hasta el día de hoy, es un problema que aún no he podido resolver. Todo empezó aquí, en la comunidad que tanto me importa. Vila Cruzeiro no es el mejor lugar del mundo. Todo lo contrario", señala, pero sin embargo, la zona más peligrosa de la que él mismo advierte sigue siendo su zona de confort en la actualidad.

Su 'morriña' por calificarla de alguna forma fue clave en su estado de salud mental. El jugador entró en una fuerte depresión por no estar rodeado de los suyos y en su comunidad, el lugar que siempre le ha hecho feliz. "Cuando me fui al Inter, sentí un golpe muy fuerte en el primer invierno. Llegó la Navidad y me quedé solo en mi apartamento. Hace un frío que pela en Milán. Esa depresión que pega durante los meses gélidos en el norte de Italia. No tenía ganas de hacer nada, tío. Todo eso combinado con la nostalgia y me sentía como una mierda. Llamé a casa. 'Hola, mamá. Feliz Navidad', dije. '¡Hijo mío! Te extraño. Feliz Navidad. Todos están aquí, el único que falta eres tú', respondió. Se escuchaban risas de fondo (...) Pude ver la escena que estaba frente a mí con solo escuchar el ruido por el teléfono. Joder, me puse a llorar de inmediato", expresa el jugador al relatar uno de los peores momentos defendiendo la camiseta del Inter de Milán.

Todo ello desencadenó en una fuerte adicción al alcohol. "Estaba destrozado. Cogí una botella de vodka. No exagero, hermano. Bebí toda esa mierda solo. Me llené el culo de vodka. Lloré toda la noche. Me desmayé en el sofá porque bebí mucho y lloré. Pero eso fue todo, ¿verdad, hombre? ¿Qué podía hacer? Estaba en Milán por una razón. Era lo que había soñado toda mi vida. Dios me había dado la oportunidad de convertirme en un jugador de fútbol en Europa. La vida de mi familia ha mejorado mucho gracias a mi Señor y todo lo que Él hizo por mí. Y mi familia también hizo mucho. Ese fue un pequeño precio que tuve que pagar, en comparación con lo que estaba sucediendo y lo que todavía iba a suceder. Lo tenía claro en mi cabeza. Pero eso no me impidió estar triste", apuntó Adriano que anhelaba "la libertad" que solo sentía en su Brasil natal.

"Solo quiero estar en paz y recordar mi esencia. Por eso sigo volviendo aquí. Aquí me respetan verdaderamente. Aquí está mi historia. Aquí aprendí lo que es la comunidad. Vila Cruzeiro no es el mejor lugar del mundo. Vila Cruzeiro es mi lugar", concluyó en una lección sincera y muy dura de vida por parte de un jugador que impresionó al mundo con un balón en los pies.

Ricky Dias

Ricky Dias

Ourense, 1997. Licenciado en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Llegó a la redacción...

 
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