"Lo importante para los crispados es embarrar": Luis García Montero arremete contra "la mala política" tras la tragedia de Valencia
Triste ha sido el intento de utilizar la tragedia de Valencia para meterse con el contrario y ocultar responsabilidades
Luis García Montero: "Lo importante para los crispados es embarrar"
Madrid
La vida se convierte en un esfuerzo cuando amanecemos en tiempos difíciles. Resulta penoso convivir con la palabra desaparecido. Desaparecido, dicho de una persona que se halla en paradero desconocido. Y la palabra se llena de gravedad cuando una desaparición se identifica con la muerte. Por triste que sea, necesitamos tener cerca a quien perdemos, negarnos al simple desvanecimiento.
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Eso es lo que ocurre cuando los números se olvidan de las personas. Más de doscientos muertos en Valencia. Miles, y miles, y miles, y miles de muertos en Gaza. Es necesario conocer el número de víctimas, pero, por favor, que el número no nos aleje de cada muerte, de cada cuerpo, de cada madre o padre. De cada responsabilidad. Todas las víctimas son únicas, tienen un nombre.
La mala política, la política de los crispados, llena la vida de desapariciones cuando se dedica a desviar la atención en vez de a solucionar problemas. Triste ha sido el intento de utilizar la tragedia de Valencia para meterse con el contrario y ocultar responsabilidades. Pero no es raro, ahora todo es así. Pensemos, por ejemplo, en las discusiones sobre los presupuestos. En vez de hacer cuentas para ayudar a las personas, las Comunidades Autónomas o la Nación, se utilizan los números para embarrar al Gobierno. Desaparecen las inversiones, la adaptación de los salarios, los precios cambiantes de la vida, las responsabilidades nacionales o internacionales.
Lo importante para los crispados es embarrar. Por eso conviene, en tiempos difíciles, comprender las metáforas que nos ofrece la naturaleza. Los huracanes y la crispación nos convierten a todos en desaparecidos.