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'El baño del diablo', terror psicológico para retratar la opresión y la depresión de las mujeres en la Austria del siglo XVIII

La película de Veronika Franz y Severin Fiala, gran triunfadora de la pasada edición del Festival de Sitges, explora el sufrimiento de las mujeres atrapadas por las normas sociales y religiosas de la época en un relato inspirado en hechos reales

Fotograma de 'El baño del diablo' / CARAMEL FILMS

Madrid

Cuando hay miedos retratados en el cine, hay que preguntarse qué se esconde detrás de la pantalla. Y es que el miedo no es sólo un género de entretenimiento que se muestra para asustar, sino un reflejo más profundo de las preocupaciones sociales, culturales y psicológicas de las personas. En este sentido, El baño del diablo, escrita y dirigida por Veronika Franz y Severin Fiala, se presenta como una obra que no solo explora el horror en su forma más visual, sino que también ahonda en las complejidades emocionales y sociales de un contexto histórico marcado por la opresión. La trama sigue la historia de Agnes, una joven cuyo destino se ve marcado al contraer matrimonio con su amado. La película refleja la vida campesina de la época, donde el malestar emocional de las mujeres era frecuentemente diagnosticado como una maldición o ser “mala mujer”. A través de su protagonista, el filme plantea una reflexión sobre cómo las mujeres eran vistas como responsables de su propio sufrimiento, con pocas opciones de escape ante una sociedad estrictamente patriarcal.

Ambientada en la Austria del siglo XVIII, la película refleja una época en la que cometer un asesinato equivalía a una condena a muerte. En esos ambientes rurales, aislados del resto del mundo y regidos por tradiciones inquebrantables, se crea un miedo ancestral que El baño del diablo captura con una estética única. Su fotografía, que juega con luces y sombras, evoca la atmósfera oscura de cuadros clásicos de la historia del arte, transportando al espectador a un momento en el que las creencias y costumbres parecían indiscutibles.

Sin embargo, el verdadero terror de la película no radica solo en su representación visual, sino en los aspectos psicológicos que explora. La trama profundiza en el sufrimiento interno de las mujeres de la época, abordando cuestiones como la depresión, el papel de la mujer en el matrimonio y las estrictas normas sociales y religiosas que las limitaban. Con un relato lejos del terror clásico, pero que juega con arquetipos propios del género, como la figura de la mujer "loca" o "histérica", vista como víctima de crisis nerviosas provocadas realmente por una presión externa y a la vez interiorizada que las convertían, según ellas mismas y su entorno, en "monstruos". Esta interpretación se entrelaza con la mirada crítica sobre cómo la religión juega un rol crucial en la culpabilización de las mujeres y en la ejecución de los crímenes cometidos.

Además, la película también aborda cómo el diagnóstico de la depresión en las mujeres de la época se reducía a simples términos como "histeria", "locura" o “maldición”, condiciones que, lejos de ser tratadas correctamente, eran respondidas con métodos violentos e ineficaces. De ahí el título, 'El baño del diablo', más que una maldición, hace referencia a esa mujer sumida físicamente y emocionalmente en una depresión

La historia está inspirada en hechos reales, basados en investigaciones sobre la vida en Europa durante el siglo XVIII. Durante ese periodo, se registraron numerosos casos de mujeres que, sin relación de parentesco con las víctimas, cometieron asesinatos de niñas y niños. Estas mujeres, al verse atrapadas en su sufrimiento, preferían la condena a muerte y la clemencia religiosa. El suicidio era considerado un pecado mortal y, sin embargo, cualquier otro crimen podía ser perdonado, lo que generaba una espiral de violencia en la que las mujeres, los niños y las niñas eran las principales víctimas. La historia de Agnes está inspirada en los casos reales de Agnes Catheruna Schickin (Wüttemberg, 1704) y Eva Lizlfellnerin (Alta Austria, 1792), dos mujeres acusadas de asesinar a niños pequeños después de meses de sufrimiento psicológico. Ambas se sintieron atrapadas en una vida que no habían elegido y, ante la imposibilidad de escapar, tomaron decisiones extremas.

El baño del diablo no solo es un relato de terror, sino también una poderosa reflexión sobre la opresión histórica, el dolor psíquico y las restricciones sociales impuestas a las mujeres. Confronta a la audiencia con una de las facetas más oscuras de la condición humana, donde el horror no proviene solo de lo tangible, sino de la lucha interna de aquellos que viven bajo la sombra de normas implacables, dejando ver que los malestares de aquella época siguen teniendo cierta continuidad en nuestros días.