La estrategia de quemar a Teresa Ribera amenaza con dejar en el aire la formación del próximo ejecutivo comunitario
La próxima Comisión Europea se debería poner en marcha el 1 de diciembre
Bruselas
La estrategia del PP Europeo de dilatar los tiempos y utilizar su mayoría para retrasar la votación de Teresa Ribera ha terminado por crear un conflicto más amplio que corre riesgo de hacer descarrillar el guion previsto y el calendario para que la próxima Comisión se ponga en marcha el 1 de diciembre. La premisa desgastar a Ribera corría varios riesgos: que la operación terminara salpicando en el tejado de la propia Ursula Von der Leyen, cuyo intención, nos insisten, es que el ejecutivo se ponga en funcionamiento cuanto antes... de ahí que la presidenta reuniera ayer a los tres grupos de la coalición europeísta para intentar acercar posturas.
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El PP, utilizando su mayoría para obligar a retrasar las votaciones a la semana que viene, corría el riesgo de hacer estallar las relaciones con los socialistas. Así que, aunque los populares se abren ahora a desbloquear el nombramiento de Teresa Ribera con dos condiciones, que Ribera comparezca en el Congreso, y que dimita si es procesada por la gestión de la Dana, fuentes socialdemócratas aseguran que lo que están haciendo con Ribera supera todas las líneas rojas y supone un antes y un después. Aseguran que la decisión de aplazar la votación fue unilateral, que nunca se la compartieron, y elevan los decibelios con la candidatura de Rafelle Fitto: aseguran que no van a apoyar que el candidato de Giorgia Meloni sea vicepresidente, tampoco el candidato húngaro.
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La operación quemar a Ribera ha hecho estallar las costuras de unas relaciones, la de los dos principales grupos, que se vienen debilitando desde el comienzo de la legislatura con los socialistas acusando a los populares de mirar a la extrema derecha. Grupos con los que el PP ha consensuando, por ejemplo, la posición sobre Venezuela. Si Von der Leyen mantiene al candidato de Meloni (porque quien lo ha colocado a Fitto como aspirante a vicepresidente no es el grupo popular europeo, es la propia presidenta de la comisión) necesitará por tanto, el apoyo de la ultraderecha. Lo que implicaría consumir un cambio que vamos viendo desde hace meses: el apoyo de los populares en la extrema derecha. Poner a Ribera en la diana se está convirtiendo en algo más grande que deja en suspenso las negociaciones y muy tocada la histórica coalición europeísta.
En Bruselas olió un poco a Madrid | El cuaderno de Ángeles Caballero
03:32
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Enrique García
(Sevilla, 1994) Corresponsal en Bruselas, siguiendo y explicando la política comunitaria. Antes, redactor...