Onliyú, la forma más bella de la cultura
"Claro que le dio importancia, pero no para lucirse, sino para convertirlo en vida. Todo el mundo le quería y él quería a todo el mundo"
La píldora de Andújar | Onliyú, la forma más bella de la cultura
¿Ustedes leían el Víbora? Pues ha muerto Onliyú. El Víbora fue la bandera de una Barcelona que pasaba de las banderas. Se le llamaba cómic underground, pero era la más formal de las publicaciones. La que llegaba a todos los kioscos de España y la que mejor pagaba a los colaboradores. Nunca más se ha visto algo así. Onliyú era el redactor jefe. En una revista hecha de drogas, sexo y supervivencia, los editoriales de Onliyú rezumaban amor a la literatura, porque debajo de la mil capas de Only siempre latió el corazón del joven filólogo que fue hasta el último instante de sus 72 años. Onliyú esperaba a los amigos con un libro en la mano. Fue amigo de las gentes más cultas y de los tipos más canallas de Barcelona. Josemi, también le llamaban así, creó una revista literaria, que solo duró tres números, y la llamó La Claraboya, en homenaje a Dick Turpin. Se vendía en las colas de los cines. En La Claraboya, un tal Bon Rayo publicó el cuento de donde surgió el mítico Makoki. Con Onliyú, la contracultura era la forma más bella de la cultura. A fuerza de ser tan inteligente, Onliyú era infinitamente bondadoso. Era el mejor en entender el mundo y en entender a la gente. Hizo cosas de gigante con una generación de gigantes. Claro que le dio importancia, pero no para lucirse, sino para convertirlo en vida. Todo el mundo le quería y él quería a todo el mundo. Nació en Madrid, en el Rastro, y en el edificio de su infancia de la plaza del General Vara del Rey aún sigue el falso escudo heráldico que puso su abuelo. Eso le daba mucha risa. La semana pasada le vi por última vez. Éramos 14 o así. Y en medio de la comida, Onliyú preguntó si había alguien ahí que no tuviese antecedentes penales. La dibujante Isa Feu y yo éramos los únicos que estábamos limpios. Los demás eran buena gente.