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Sociedad

Un psicólogo voluntario explica cómo acompañan a las víctimas de la DANA: "Una madre me dijo que había perdido a uno de sus hijos"

Fran Mendoza ha acudido a las zonas devastadas por la zona en Valencia para prestar asistencia psicológica a los damnificados

Un psicólogo voluntario explica las fases de los afectados por la DANA y cómo afrontar el estrés postraumático: "Hay cosas que no se pueden controlar"

La labor de los voluntarios en las zonas devastadas por las inundaciones que provocó la DANA del 29 de octubre en la provincia de Valencia está siendo fundamental. Han pasado ya 19 días desde que la mayor catástrofe natural y sigue habiendo pueblos anegados de lodo, miles de personas que han perdido sus casas, sus trabajos e incluso a sus seres queridos. Además de limpiar y restaurar las zonas que han sido arrasadas o repartir comidas y bienes necesarios, siguen llegando voluntarios como fontaneros, cerrajeros, electricistas, médicos o psicólogos.

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Cuidar la salud mental siempre es importante, pero más incluso en situaciones adversas como la que están viviendo los vecinos de la zona cero. Fran Mendoza es psicólogo y no dudó ni un segundo en acudir a ayudar a las personas damnificadas. Mendoza explica en Hora 14 que después de una tragedia de esta magnitud se producen varias fases del impacto emocional. "Estamos hablando de un shock en la que las personas no se lo creen. Hay una gran ansiedad, todo parece un sueño, pero en este proceso de shock, las personas pueden seguir funcionando, hacer sus tareas de forma habitual, limpian, hacen voluntariado, pero cuando cesa este shock, los afectados empiezan a tomar conciencia de lo que ha ocurrido y son conscientes de que lo han perdido sus recuerdos, sus proyectos, sus vidas...", relata, llamando fase de duelo a esta primera situación.

Cómo afrontar el estrés postraumático

La siguiente fase es empezar a procesar lo que está pasando. Es fundamental para poder superarlo, aunque muchas personas entrarán en la fase del estrés postraumático, según explica el psicólogo. "Ahora lo que más nos preocupa son las psicopatologías previas, o sea aquellas personas que ya tenían diagnósticos previos como depresión, fobia, ansiedad, o cualquier otra cosa", señala. "Probablemente, va a haber un porcentaje de población que sí que va a sufrir el trastorno de estrés postraumático, pero a mucha gente se le suma depresiones, fobias, maltrato, abusos y sobre todo enfermedades mentales graves como puede ser esquizofrenia trastorno bipolar", añade.

De todos los casos que ha atendido hasta ahora, Mendoza cuenta que la situación más complicada que ha vivido fue con una mujer que perdió a su hijo de tres años en Sedaví, pero que pudo salvar a su hija de 8 años. "En ese caso hay que centrarse en que ha hecho todo lo que ha podido, que hay cosas que no se pueden controlar y evidentemente hay que centrarse en que ha sido capaz de por lo menos ayudar a ese otro hijo", cuenta, y asegura que a esta persona hay que seguir tratándola y hacerle "un seguimiento importante".

Los jóvenes son los que más demandan asistencia psicológica porque son más conscientes de la importancia de la salud mental. Sin embargo, las personas mayores no suelen pedir ayuda fácilmente al quedar aisladas y sumidas en el dolor. "Es un grupo en el que nos estamos centrando principalmente. Salimos a la calle en busca de ese grupo, pero todo coordinado desde el centro de salud, servicios sociales o patrullando por las calles y detectándolos", explica Mendoza.