Los últimos incidentes en los estadios de fútbol con figuras como Vinicius o Yamine Lamal han avivado el debate de si España es un país racista y qué coste tiene. Por primera vez, se ponen cifras oficiales a esa pregunta en un informe económico al que ha tenido acceso la SER y que deja una respuesta contundente: el racismo deja una factura de más de 17.000 millones al año en España. En España hay racismo y deja una factura cara. No hay eufemismos posibles. El coste económico es doble: La factura total es de 17.166 millones al año, según el primer informe del Ejecutivo al respecto que ha encargado el Ministerio de Seguridad Social y Migraciones. Dinero suficiente para pagar las nóminas de prácticamente todos los funcionarios del Estado. Dicho de otra forma: España, que crece casi un 3%, podría crecer otro 1,27% si terminara con esa discriminación. El informe mide las diferencias que hay entre españoles e inmigrantes que no pueden ser explicadas por nacionalidad. Por ejemplo, si equiparando tasas de actividad y horas trabajadas, un colectivo cobra menos que otro. Y el resultado es terrible: Si uno mide solo la factura laboral, los inmigrantes acceden menos que los españoles al mercado, registran más paro y cobran menos por hacer lo mismo incluso cuando están más preparados. Sólo en materia laboral el coste exacto para España es de 12.328 millones de euros, casi un 1% del PIB. España podría crecer un 1% extra sin esa discriminación o lo que es lo mismo, podría duplicar el presupuesto del Estado central para Sanidad, Educación y Cultura juntas. Esa es la factura que deja el racismo una vez que los inmigrantes llegan al mercado laboral, pero hay una factura anterior: la discriminación existe también en lo educativo. Hay discriminación cuando el sistema no es capaz de proporcionar iguales oportunidades a todos sus estudiantes. Y eso es lo que pasa aquí: La factura total de ese lastre que arrastran el resto de sus vidas es de 4.838 millones de euros. Así que, si uno suma laboral y educativo, se puede discutir si España es un país racista o no, pero es indiscutible que hay racismo en España y que la discriminación a los inmigrantes nos cuesta muy cara.