¿Cómo y cuánto hay que regar en otoño e invierno?

Es un tema muy importante, vital. Siempre hablamos de dos factores indispensables para las plantas: luz y agua. Ambos factores nos condicionan a la hora de tener éxito con el cultivo de nuestras plantas. Ahora en el invierno, y da igual en qué lugar vivamos, si en el interior, en las costas o en las islas, la disminución de horas afecta a todas las plantas. Eso significa que, al no tener tantas horas de luz, necesitarán menos agua en el sustrato o en la tierra.

En el exterior, incluso, muchas plantas se habrán quedado sin hojas, porque son caducas. Si no han tirado las hojas, su crecimiento se habrá ralentizado en extremo, porque a la disminución de horas de luz y la disminución de la intensidad lumínica se le une la bajada de temperatura.

Las raíces siempre deben conservar un punto de humedad

En las plantas de exterior, debemos recordar que es bueno y necesario que la raíz siempre cuente con un punto de humedad, y que no lo pierda en todo el invierno. Esto no se puede generalizar, pero, por ejemplo, nosotros es algo que llevamos a cabo en nuestra terraza de la radio. Todas las semanas damos un riego, para mantener esa humedad. ¿Qué es lo que cultivamos en nuestra terraza?

Desde arbolitos como el kumquat o el madroño, pasando por arbustos como la lavanda o el romero, hasta plantas herbáceas como la mielaria, las verbenas o los geranios. Nos aseguramos de que el sustrato siempre tenga un punto ligero de humedad. Con un riego semanal, y la observación por si hiciera falta un segundo riego, ya es suficiente. Para las plantas herbáceas, con raíces más superficiales, un poco de agua es suficiente para mantener esas raíces con ese punto de humedad. Con plantas en macetas más grandes, como el madroño o el kumquat, nos aseguramos con ese riego que las raíces más profundas —que están a unos 45 centímetros de profundidad— estén hidratadas.

Es muy importante esto, porque podemos pensar que, como ha llovido, la planta ya está regada. Y no: "agua de cielo, no quita riego", como dicen las personas que cuidan los campos de cultivo y las huertas. Puede que haya llovido, pero esa lluvia solo ha hidratado los primeros 20 centímetros del macetón, por ejemplo. Ahí es donde interviene el jardinero, aportando el riego a manguera para hidratar las raíces más profundas.

La observación es fundamental para regular el riego

Como digo, a nosotros nos vale con un riego semanal. Incluso, cuando llegue el invierno, podemos espaciar aún más ese riego, y dar un manguerazo cada quince días incluso. Pero esto depende de cada zona, por lo que la observación es indispensable, y ver que el sustrato está húmedo en superficie.

Cactus y plantas suculentas no se riegan hasta marzo

Aquí es donde recordamos que, si tenemos plantas suculentas, como los cactus, no les echamos NADA de agua hasta marzo, si vivimos en zonas con inviernos fríos. Si vivimos en zonas más cálidas, como una Murcia, podemos dar a esos cactus y plantas suculentas un riego esporádico una vez al mes.

Consejos para regar las plantas de interior

Ahí, de nuevo, observación. La temperatura se mantiene, pero lo que también baja, como ocurre en el exterior, es la intensidad y las horas de luz. Así que las plantas de interior también necesitarán menos cantidad de agua: al tener menos luz, necesitarán menos agua. Es una relación directa. La observación es la base del riego, y aun así siempre escuchamos lo de "regar una vez a la semana" o "regar dos veces a la semana". Esto no se puede temporalizar, porque cada casa, cada planta, cada sustrato, cada maceta es distinta a la otra.

Lo que hay que hacer es observar. Y tenemos que dejar que en las plantas de interior se seque al menos el primer tercio del sustrato, la primera capa. Podemos probar con el método del palillo de bambú que ya he comentado aquí otras veces, que aprendí de Mercedes García Bravo: cuando solo la punta del palillo salga húmeda, en la parte baja de la maceta, es el momento de regar.

Para que nos hagamos una idea, nosotros tenemos plantas a las que un riego ahora en otoño le dura más de un mes, incluso, porque la planta no necesita de tanta agua.