Roger Grimau, tras su salida del Barça: "No puedo ver los partidos, me duele ver el Palau"
El exentrenador del Barça de baloncesto habla con perspectiva de todo lo que pasó
Roger Grimau, sobre su salida del Barça: "Me hubiera gustado ver qué pasaría en un segundo año"
El Dinamo de Bucarest es la nueva casa de Roger Grimau, un nuevo proyecto que acaba de iniciar tras una temporada en el Barça de baloncesto, de donde salió de forma brusca tras un curso en blanco. El último capitán azulgrana que ha levantado una Euroliga firmó su finiquito precisamente en esa competición. Él mismo remarca en Play Basket que la línea entre el fracaso o cumplir los objetivos pasaba por eliminar al Olympiakos en casa para meterse en la Final Four, pero perdieron. "Cuando estás en el Barça y no ganas, y sobre todo siendo de casa, todo cuesta un poco más. Desde el primer momento hubo mucha crítica y poca paciencia", reconoce en los micrófonos de la SER.
Grimau tuvo que desconectar unos meses, y a día de hoy no puede ver los partidos del Barcelona ni acercarse al Palau, algo que también le pasó cuando terminó de ser jugador. "No es rabia ni rencor (...) No es desde una perspectiva negativa, sencillamente es que me duele", confiesa. Con el paso del tiempo, el técnico catalán acepta la decisión, aunque cree que podía haber seguido para poder limar algunos errores de su primer año, "como siempre pasa en un proyecto". Pero no se reprocha nada. Roger Grimau fue fiel a sus ideas y siempre seguirá sus convicciones, como lo hará a partir de ahora en Bucarest, una ciudad en la que ha recibido el apoyo del exjugador de balonmano David Barrufet, también en el club rumano. Un equipo al que llega con una experiencia de un año que cuenta por 7, como la vida de los perros.
La entrevista completa a Roger Grimau
¿Cómo surge el proyecto de entrenar en Rumanía?: "Necesitaba el verano para descansar y recuperar muchas cosas a nivel personal y profesional. Llevaba meses viendo mucho baloncesto y me apetecía entrenar. Tuve un par de propuestas que no me convencieron y esta, que a ojos del gran público español puede parecer exótica, me atrajo que me querían. Me lo mostraron y me invitaron a venir a conocer la ciudad y el club. Es importante porque la imagen que tenemos desde fuera de Rumanía es diferente cuando vives aquí. Firmé tres años para intentar hacer crecer la sección del baloncesto del club".
¿Cómo ha sido el tiempo entre el Barça y el Dinamo?: "Cuando acabó la liga necesitaba desconectar e irme. Me fui solo a las montañas de al lado de mi casa durante tres días para desconectar, pensar y reflexionar. Pasaron muchas cosas. En verano he cargado pilas con la familia. Después de un año duro lo necesitas".
¿Crees que merecías una segunda temporada en el Barça?: "Yo te voy a decir que sí. Pero cuando estás en el Barça y no ganas, y sobre todo siendo de casa, todo cuesta un poco más. Desde el primer momento hubo mucha crítica y poca paciencia, o ganas de que no funcionase. No sé exáctamente lo que fue. Creo que el equipo jugó bien durante gran parte de la liga, jugamos muy bien al baloncesto, pero no ganamos títulos. La clave fue no entrar en la Final Four. A partir de ahí podemos discutir si por presupuesto habíamos bajado varios millones respecto a otras temporadas, que sí sustituir al entrenador era fácil o no... Podemos discutir muchas cosas, pero a toro pasado estoy contento con lo que he hecho".
¿Es una experiencia que vale como un lustro en otro equipo?: "Sí, lo dije en una rueda de prensa. Es como la vida de los perros: una suma siete. Es algo parecido. Hay mucha gente que opina con razón y con conocimiento y hay otra mucha que no. Soy del Barça desde pequeño y no me sorprendió nada. A mí no me afectó que se dijera lo que fuese en redes sociales, supongo que a otra gente sí. Me refiero al día a día. Cuando me insultan o se meten con mi familia, me jode, pero no me afectó a nivel de trabajo".
¿Ver que el sueño de entrenar al Barça acaba en un año es un poco una frustración?: "No. Me hubiera gustado ver qué pasa en un segundo año. No digo que lo hiciera todo perfecto, algunas cosas que no hiciera bien podría rectificarlas, como siempre pasa en un proyecto. Pero no ha podido ser. No me puedo regodear en el fango o en la mierda porque ahora estoy a otra cosa".
¿Cómo es desde un banquillo del Barça la rivalidad con el Madrid?: "Un culé como yo siempre quiere ganar y al Madrid más. Pero si te cruzas con un tipo como Chus Mateo todo es más sencillo. No somos amigos, porque no hemos podido convivir tiempo juntos, pero los pocos ratos que hemos conversado me parece un tipo sensacional. Aunque eso no quita que Barça-Madrid nos queramos ganar hasta a las canicas".
Ahora Chus Mateo no está teniendo su arranque de año soñado: "Como estoy fuera no sé exáctamente lo que se está hablando, pero me lo imagino. Es normal, han cambiado medio equipo de jugadores que han sido clave durante 5 o 10 años. Hay un proceso de adaptación. Pero cuando estás en un club grande cuesta que te den tiempo o que tengan paciencia".
¿Cómo ves al Barça actual?: "Podría salir por la tangente o mentir, pero no me apetece verlos. No me sale verlos, no puedo. No es rabia ni rencor, me pasó como jugador lo mismo, pero ahora mismo no puedo ver los partidos. Es una sensación de que tenía dos años de contrato y me tocaba estar ahí. Al margen de entenderlo y de que la decisión sea buena o mala, ganen o pierdan, o ganen medallas o no, pero en un año o seis meses los veré. Algún día volveré al Palau. Ahora mismo no me sale porque me cuesta mucho. No es desde una perspectiva negativa, sencillamente es que me duele ver el Palau. Si me tocase jugar contra ellos haría el scouting y haría todo, pero como no va a ser el caso... así seguimos".
¿Un consejo al Grimau del año pasado?: "A todo pasado todo es más fácil. He intentado actuar siempre igual, seguir lo que yo siento que tengo que hacer y lo que mi corazón me manda en cada momento. Nunca me he querido autoimponer nada e intentar ser algo por lo que diga la gente. Soy como soy y lo hice lo mejor que supe. Evidentemente, algunas cosas que pasaron podría haberlas hecho de otra manera, pero en ese momento era como a mí me salía. Soy yo el que va a recibir todo, pero muchas de las cosas que trabajamos son en equipo. En su momento creí que esa era la manera de hacer las cosas y ya está. Lo mismo estoy haciendo en Bucarest".
¿Has echado en falta cariño por parte del equipo? ¿La reacción de la gente cercana ha sido la esperada?: "No me ha sorprendido nada. Sabía más o menos quién estaría más cerca o quién estaría más lejos".
¿Guardas rencor a Willy Hernangómez?: "Qué va. De esto se ha hecho una pelota porque tampoco fue que tuviéramos una discusión cara a cara. Yo me enteré y ya está. Para mí era un jugador importante para el proyecto y actué como club. Si hubiera pensado en Roger Grimau como persona en vez de como entrenador, seguramente hubiera actuado de forma diferente. Desde que me fui se ha puesto mucho el foco en esto pero para mí es algo anecdótico en cuanto a la relación con él. Ni éramos amigos ni lo vamos a ser. Ya está".
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Grimau: desventura en el Barça, aventura en Rumanía
Íñigo Renedo
Redactor de deportes en la Cadena SER y forma...