"Estamos deconstruyendo prejuicios": en el corazón de la Cañada Real de Madrid
Visitamos la sede de la asociación El Fanal que trabaja con familias vulnerables de la zona desde hace 20 años
En el corazón de la Cañada Real de Madrid: "estamos deconstruyendo prejuicios"
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Hay palabras que quedan vinculadas para siempre a un lugar. Sucede, por ejemplo, con la palabra "DANA" que ahora nos remite a Valencia y Letur. O con la palabra LUZ que nos recuerda que los cerca de 7.000 vecinos de la Cañada Real, una de las zonas más desfavorecidas de Madrid, llevan cuatro años con problemas de acceso a este servicio de primera necesidad y a otros servicios públicos. En 2017 se firmó un pacto entre administraciones y asociaciones que contempla el realojo de las familias de su sector número seis, el más vulnerable, pero de momento no se ha completado, y el resto de sectores también esperan soluciones que garanticen una vida digna.
Este viernes el artista Antonio Carmona presentará allí el proyecto solidario "Cajones de Luz", una iniciativa para mejorar la vida de las familias de la Cañada Real a través de la música y que busca recaudar fondos para la asociación El Fanal de la Cañada, dedicada a mejorar las condiciones de vida de sus vecinos mediante programas educativos, culturales y de integración social así que nosotros hemos decidido ir a conocer su trabajo sobre el terreno.
Están en el sector seis y para llegar solo tenemos dos opciones: un autobús que nos deja lejos, al lado de la autovía, y en coche. En Vicálvaro nos montamos en un coche con Irene Pérez, trabajadora social de El Fanal, que lleva casi 20 años en la zona. Es el sector más vulnerable, sin servicios públicos, sin tiendas... y el más mediático porque en una zona concreta, se concentra toda la problemática de la droga. Sus habitantes están hartos de que solo se refleje esta parte. "No hay una apertura de miradas, se conoce a todo el barrio por la misma problemática".
El territorio de la Cañada abarca 16 kilómetros. Nosotros llegamos a una zona muy tranquila de casas autoconstruidas y al local del Fanal. Fuera tienen un campo de fútbol donde juegan los chavales junto a una pintada que dice "Deconstruyendo prejuicios". Dentro tienen una biblioteca, una ludoteca, aulas, etc. Irene nos explica cómo primero el desalojo de Las Barranquillas y luego la crisis económica, incrementó la población de Cañada y complicó la situación. "Aquí la mayoría de las familias trabajan pero perdieron el trabajo con la crisis. Sigue viviendo gente a vivir, habría que analizar la razón".
Aquí nos encontramos también con Cristina Herreros y Rocío Díaz, también del equipo, y con tres jóvenes que se formaron aquí: Doua, Iman y Said. Explican que poder contar con apoyo escolar, emocional y de gestión del tiempo libre fue fundamental para su desarrollo personal. Ahora ayudan a otros. Said, por ejemplo, trabaja en el servicio de autobús lanzadera que consiguió el Fanal para que los más jóvenes puedan seguir estudiando. Ellos lo tuvieron más difícil pero lo han conseguido. Sus familias sí podrán ser realojadas pero el proceso es lento. Desde 2018 solo se han realojado a 300 familias, quedan 1.600. Calculan que tardarán 10 años en completar todo, así que necesitan más recursos a corto y largo plazo.
Sus familias se han podido permitir comprar placas solares pero es una solución temporal. Recuerdan aquellos días, en los que, de manera repentina oscurecieron sus vidas. "Es muy duro, te tienes que apañar tú solo". El apoyo que da la fundación ha sido clave para las familias. Tienen recursos fijos y otros los van cambiando. Ahora trabajan, por ejemplo, el uso de los teléfonos móviles.
Tampoco se ha aclarado qué sucederá con los otros sectores. Hay que sumar otra cosa más: conviven a diario con el estigma social de ser de allí. "Hay una parte muy importante que está en mano de todos: romper prejuicios con gente que no se lo merece".
Laura Piñero
Cartagena (1985) Periodista de la SER desde 2009. Ha pasado por Hoy por Hoy, A vivir Madrid y actualmente...