La presión fiscal cae en España y sigue por debajo de la media europea

Madrid

La presión fiscal bajó en 2023 en líneas generales en la mayoría de países de la OCDE. También en España, dónde el peso de los impuestos sobre el PIB se situó en el 37,3%, tres décimas menos que un año antes. Es, además, la segunda bajada consecutiva de manera que la presión fiscal a finales del año pasado se había reducido medio punto en los dos últimos años, en parte por el mayor crecimiento de la economía, pero también afectado por las rebajas fiscales que el Gobierno desplegó en estos años para compensar la espiral inflacionista.

Los datos los ha publicado la OCDE en su informe anual en el que desvela que esta tendencia a que el peso de los impuestos sobre el PIB sea menor no es algo propio de España, sino que fue la tónica general el año pasado. En el conjunto de los países analizados, la presión fiscal se redujo una décima y se sitúa en el 33,9%.

España, por tanto, tiene una presión fiscal que está por encima de la media de los países que forman parte de la OCDE, pero inferior a la de los principales países europeos. Especialmente de Francia o de Italia, que lideran la tabla estos años con una presión fiscal del 43,8% y del 42,8% respectivamente. También los datos de Alemania -con un 38,1%- son superiores, por poco, a los de España.

La caída de la presión fiscal tiene fundamentalmente dos explicaciones. La primera es el fuerte crecimiento económico que, en términos nominales, creció un 8,6%; y la otra es el conjunto de medidas fiscales para reducir el impacto de la subida de los precios que tuvieron como consecuencia una menor recaudación tributaria.

En todo caso, los datos de la OCDE sí constatan que la presión fiscal en España ha crecido notablemente en los últimos quince años. En 2010, estaba en el 31,3%, seis puntos por debajo del nivel actual.