¿Aceptarías utilizar inteligencia artificial en tu trabajo sabiendo que en el futuro eso puede acabar con tu empleo?

Madrid

Llevas un tiempo ligando con una persona con la que claramente la cosa funciona. Dais el paso: queréis quedar para una primera cita. Tú te preparas como consideras que debes prepararte para una primera cita, es decir, mucho. Horas de producción delante del armario y del espejo. Es un día importante y todos los detalles importan. Llegado el momento, suena el timbre. Es él. O ella. Abres la puerta y ves que esa persona viene vestida con una camiseta de publicidad de videojuegos. O la del Pryca. O la de Caja Laboral. La típica que te pones para dormir. ¿Cómo afrontas ese momento? ¿Le das la mano y salís juntos hacia esa primera cita o le mandas a casa a cambiarse?

Decides apropiarte de la historia vital de un amigo tuyo que ha muerto. La haces tuya. La cuentas, la escribes en un libro y tu éxito acaba desembocando en una serie ampliándolo aún más. Pero esa historia no es cierto que sea tuya. Se la has robado a tu amigo fallecido, haciéndote pasar por él. ¿Lo cuentas o sigues hasta el final con esa mentira?

Eres un actor o una actriz y tienes delante el papel de tu vida. El problema es que en una parte de ese guion tienes que hablar idiomas que no sabes hablar porque son muy complicados. Te dan la opción de que, para esa parte de la película, utilicen inteligencia artificial en tu personaje, para que parezca que sí hablas esos idiomas. ¿Qué haces? ¿Aceptas ese papel aun sabiendo las consecuencias futuras y los precedentes que puede sentar esa decisión?

Eres un hombre de unos 40 años que ha decidido no ser padre. Una decisión vital consciente. Pero llega tu mejor amiga y te cuenta que quiere ser madre, soltera, pero que no quiere el semen de cualquier donante anónimo. Te pide que seas tú. Que se lo prestes tú. Sin ninguna responsabilidad sobre ese hijo. ¿Qué haces?

Una amiga y tú, que eres médica, sois socias de una empresa de tecnología enfocada a la medicina y la investigación sanitaria. En un momento dado, tú vas mal de dinero y tu padre enferma, así que decides vender tu parte de la empresa para poder destinar todo ese dinero a ayudar a tu padre. Tu amiga no te ayuda ni se plantea otra opción. Vuestra relación se distancia. Esa empresa, de repente, se dispara y vale muchos millones. Llega un día en que tu amiga enferma, gravemente y con un cáncer raro, difícil de tratar. Tú sabes que tú puedes curarla, porque has trabajado ese tipo de cáncer. Pero ocurre que tienes mucha demanda, estás muy solicitada. Tu amiga acude a tu clínica. El dilema es: ¿la cuelas en la lista de espera que tienes o la dejas en el puesto que le corresponde?