La Policía localiza el escondite de uno de los fugitivos más buscados de Europa y logra detenerle 33 años después de cometer de un asesinato

El presunto criminal es Viorel N. Este ciudadano rumano llevaba huido desde que en 1991 asesinara a un párroco de la ciudad húngara de Paloznak tras irrumpir junto a otros miembros de su banda en una parroquia para robar los objetos de valor. En el transcurso del atraco, sorprendieron durmiendo al sacerdote que regentaba la parroquia (un hombre de avanzada edad) y, tras maniatarlo a una silla y agredirlo con agresividad, falleció. Casi ocurre lo mismo a la monja a la que maniataron y agredieron con violencia para que confesara dónde se encontraba el dinero.

Desde entonces esta criminal figuraba en la lista de “EUROPE’S MOST WANTED” reclamada por dos Órdenes Europeas de Detención y Entrega (OEDE´s) emitidas por las autoridades de Hungría y Rumanía. Una huella localizada en el lugar del crimen permitió a los investigadores localizar y detener a uno de sus secuaces, que le delató. Aquella pista llevó a la Policía Nacional hasta Huelva, pero el fugitivo cambiaba a menudo de domicilio, utilizaba siempre multitud de identidades falsas para evitar ser detectado y tomaba precauciones a la hora de contactar por teléfono con terceras personas, utilizando aplicaciones que evitaban la conexión con antenas telefónicas.

Su último escondite era una vivienda a las afueras de Girona. La vigilancia fue muy complicada porque residía en una zona alejada del núcleo urbano, con poco trasiego de personas y vehículos. Además, extremaba al máximo las medidas de seguridad antes de salir de su domicilio, de hecho, los agentes han tenido que hacerse pasar por jardineros para no ser descubiertos y lograr detenerle en plena calle tras reconocerle. El tatuaje que tenía sobre su pecho derecho ha sido determinante, el dibujo de satanás que tenía grabado en su piel era inconfundible.