"Vivimos junto a Mordor": vecinos y juristas luchan para que la planta de ArcelorMittal en Gijón no contamine el aire e instale unos filtros
El Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (iiDMA) ha denunciado al Principado de Asturias por permitir a la multinacional "contaminar más de lo permitido" desde su acería de Gijón, la única de España que sigue quemando carbón en un escenario en el que todos los países buscan extinguir el uso de este combustible
Vecinos y juristas luchan para que la planta de ArcelorMittal en Gijón no contamine el aire e instale unos filtros
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Gijón
Durante el último episodio de "calidad desfavorable del aire" en Gijón, hace solo unas semanas, la estación medidora del barrio de El Lauredal llegó a registrar, a primera hora, un pico de 125 microgramos de partículas PM10. En la de La Calzada llegaron a medirse 91 microgramos durante la noche y, a primera hora del día, 67.
Según el protocolo municipal, cuando la media diaria supera los 40 microgramos por cada metro cúbico de aire se empieza a hablar de 'aire regular' y se considera 'desfavorable' por encima de los 50. Aunque los vecinos denuncian que la red de medidores no es fiable ni se fían de ella, si nos ceñimos a los datos, la realidad oficial es que en el Lauredal el dato era casi el triple de lo permitido. El Ayuntamiento de Gijón no niega estos datos -son suyos- pero su director general de Medio Ambiente, Alejandro Navazas, aclara que "el número de días en que se supera el límite a lo largo del año está por debajo de lo que dice la ley". Los vecinos -organizados en plataformas- muestran su disconformidad y enfado. Y abren sus casas para mostrar cómo el polvo que recogen del suelo, si le aplicas un imán, "está lleno de partículas metálicas que se quedan pegadas". La prueba, que grabamos en vídeo para este reportaje y que nadie pueda decir que exageran, la hace una veterana de la lucha vecinal ante el asombro de los presentes
Después, añade esta pregunta para el ayuntamiento, el principado y la propia empresa: ¿por qué tenemos que vivir así?
"Si los datos dicen que todo está bien, ¿nos tenemos que resignar a vivir con este aire?".
Durante toda nuestra visita a Gijón, insisten decenas de veces de que su activismo "no es en contra de la industria". Saben que de ella dependen miles de puestos de trabajo. Sin embargo, sí piden "una industria moderna y que haga inversiones", por ejemplo, en filtros en las chimeneas que les eviten el sufrimiento diario de encontrarse "casas llenas de polvo con partículas de metal, coches sucios y, lo que es peor, enfermedades respiratorias y cánceres entre ellos".
Visitamos las casas de algunos de estos vecinos para ver, al fondo, omnipresente, la enorme fábrica lanzando gases de color negro, blanco y hasta amarillo desde sus chimeneas. Sus montones de carbón oscurecen el suelo y de algunos tubos sale fuego. Una vecina nos dice: "bienvenidos a Mordor". Y, ante nuestra sorpresa, le preguntamos si de verdad lo llaman así. Asiente con la cabeza y dice que sí. Que miremos a nuestro alrededor: El paisaje que tenemos enfrente recuerda al hogar de Sauron y los orcos que imaginó Tolkien en la popular saga de 'El señor de los anillos'.
De momento, además de la lucha vecinal, ya hay una demanda en el Tribunal Superior de Justicia de Asturias contra el Principado. La presenta la asociación iiDMA, el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente, formado por abogados medioambientalistas e ingenieros que buscan reformar el sistema energético internacional para que no siga siendo tan contaminante.
Denuncian que el gobierno asturiano ha permitido a la multinacional siderúrgica ArcelorMittal, la más poderosa del mundo, "contaminar más de lo permitido con su acería de Gijón-Avilés". Describen el complejo de ArcelorMittal como "una fábrica anticuada" y, según un portavoz de los denunciantes, "con un problema enorme de falta de modernización y de inversión en filtros para evitar que la quema de carbón y la creación de acero, envenene el aire de Gijón y toda la zona".
La fábrica es la única que sigue funcionando con carbón en España y, según datos del Ministerio de Transición Ecológica, la segunda que más Co2 emite a la atmósfera desde nuestro país, con 82 millones de toneladas. Es, también, la planta que más partículas PM10 emite en España, el 6% del todo lo emitido, la séptima que más dióxido de azufre emite y la octava en dióxido de nitrógeno. En un informe de la AEMA leemos esta frase sobre ella: "las emisiones de esta planta en 2021 generaron unos costes externos a la sociedad española en forma de morbilidad, muertes prematuras e impacto al medio ambiente de más de 900 millones de euros".
Los vecinos tienen un eslogan que hace sonreír aunque no tenga poco de chiste: "nos matan a polvos". Una de ellas, activista desde hace años, segura que "sería gracioso si no fuera tan triste. Cada mañana, levantarse y salir a la calle para ver la fábrica que nos está envenenando es una auténtica tortura".
Hace unos días, a las puertas de la fábrica, un grupo de activistas medioambientales se manifestaron al grito de "la DANA empieza aquí". Puede parecer oportunista, pero una amplia mayoría de la comunidad científica señala que las emisiones de gases de efecto invernadero están detrás del cambio climático. Y es el cambio climático el que está provocando fenómenos extremos como la DANA que asoló decenas de municipios de Valencia y el castellanomanchego Letur.
La denuncia contra el Principado
Ya ha sido admitida a tramite en el TSJ asturiano. El IIDMA ha llevado al gobierno asturiano ante la justicia porque -es textual de la denuncia- "la compañía no opera conforme a la legislación ambiental vigente y el Principado les consiente contaminar más de lo permitido". El caballo de batalla del texto legal es, en esencia, que, dentro de sus esfuerzos para "descarbonizar" la fábrica, el Principado ha sido "laxo" -es la palabra que usa la asociación- con la empresa y, en vez de obligarle -como dicta la ley- a poner unos filtros en las chimeneas de los altos hornos, les ha dejado "una puerta escapatoria mucho más barata e inefectiva". Les ha dejado construir una chimenea de 60 metros "para que la contaminación se disperse en altura". Y, según la asociación -y los vecinos- esta solución es un "parche que no funciona".
Los vecinos denuncian que, con las chimeneas a pleno rendimiento, el humo -amarillo, negro y blanco- saliendo, cuando el viento rola hacia Gijón, la ciudad se inunda de gases contaminantes y les condena a una vida terrible en la que "las plantas se mueren, los alféizares de las ventanas están siempre sucios, las placas solares dejan de funcionar y -lo que es peor- los niños vuelven malitos del colegio". Otra vez la imagen, tan gráfica, del enemigo del señor de los anillos, lanzando gases tóxicos desde su guarida.
Los vecinos denuncian que "no es solo Arcelor" y se sienten abandonados frente al discurso de que la industria genera riqueza. Uno de ellos nos repite el mantra: "nosotros no estamos contra la industria". Pero añade un matiz importante: "nos dicen que genera riqueza, pero a nosotros no nos llega, nos sentimos abandonados ante la segunda instalación industrial más contaminante de España y una de las que más emisiones genera de toda Europa. ¿Por qué nos ha tenido que tocar a nosotros?"
¿Qué dice el Principado de Asturias sobre la denuncia?
El gobierno central y el autonómico obligaron a la empresa a un plan de descarbonización y anunciaron 450 millones de dinero público para ayudarla. Pero el IiDMA -los denunciantes- dicen que "se ha hecho muy poco o nada". La clave es por qué ArcelorMittal no instaló los llamados filtros de mangas en las chimeneas de sus hornos, que es la principal reclamación de la asociación medioambientalista. Y, sobre todo, por qué los sustituyó por una enorme chimenea que sigue siendo muy contaminante.
Fuentes del Principado señalan que "la empresa nos ha dicho que va a cerrar las instalaciones contaminantes en 2025". Y, por eso, añaden, "para no realizar una inversión en filtros en una instalación que va a cerrar en 2025 propuso medidas alternativas". Esas medidas, dicen las mismas fuentes, "tienen los mismos efectos que las que inicialmente se habían planteado en el marco del plan de calidad del aire de la zona oeste de Gijón". Es decir, "tienen los mismos efectos que instalar filtros en las chimeneas". Y así han acabado, denuncian los vecinos, "comiéndose una chimenea de 60 metros para facilitar la dispersión de emisiones". No para evitarlas, no para eliminarlas. Para dispersarlas.
Y ¿Qué dice Arcelor?
No contestaron a las preguntas de la SER sobre esta denuncia y nos remitieron a su web donde señalan ampliamente, y en numerosas ocasiones, su "compromiso con el medio ambiente". También dice que "el acero es un material esencial en el mundo que nos rodea y desempeña un papel fundamental para ayudarnos a forjar un futuro más sostenible".
En su informe de sostenibilidad dice que "el acero es el material más utilizado y más versátil del mundo, pero para que esto siga siendo así, la siderurgia debe descarbonizar sus procesos". Y añade que "es lo que nos mueve cada día". Señala que "están aprovechando todas las posibilidades técnicas con un enfoque innovador y auténtica pasión por lograr una diferencia positiva (...) y una reducción de las emisiones a escala global". Dice que lo hacen "con energía y determinación, ilusionados por tener la oportunidad de contribuir de forma significativa a la descarbonización de nuestra industria"
En la web, por cierto, vemos que la empresa dice ser "el primer productor siderúrgico y minero del mundo". Extrae hierro de países tan variopintos como Brasil, Kazajistán, Liberia, Ucrania o Sudáfrica. En España tiene 11 plantas y 8.000 empleados.
Javier Ruiz Martínez
Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...