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El Reto Pelayo Vida zarpa desde Tierra del Fuego y se dirige al paso de Drake

Las cinco supervivientes de cáncer inician con éxito la aventura rumbo a la Antártida

Patricia, Marta y Almudena en la travesía del canal de Beagle / Héctor González

Isla Martillo, Argentina

Después de meses de duro entrenamiento y también de larga espera, el Reto Pelayo Vida 2024 ya está en marcha. Pasadas las 2 de la tarde del lunes el velero ‘El Doblón’ parte del puerto naútico de Ushuaia, aunque el viento, que amenaza con ser el invitado protagonista de toda la travesía, ya ha acaparado toda la atención desde primera hora de la mañana. La capitana, Paula Gonzálvez, les muestra a las cinco aventureras la predicción meteorológica de las próximas jornadas rumbo a la Antártida, donde las fuertes rachas de viento aparecen representadas sobre una pantalla en un fuerte color rojo. Para llegar al océano Atlántico, primero habrá que atravesar el canal de Beagle, por lo que no hay tiempo que perder. Es hora de sacudirse los nervios y de zarpar antes de que el puerto pueda cerrar por las inclemencias del tiempo.

“La salida ha sido muy emocionante, sacar el barco del muelle es una maniobra complicada, pero en cuanto nos hemos puesto en marcha el viento ha entrado de popa y hemos podido coger cierta velocidad” comenta Marta, encargada de realizar junto a Cruz la primera guardia en el velero. Ambas son las únicas participantes que antes de sufrir el cáncer ya tenían experiencia en la navegación, aunque ninguna se compare a esta. Siguen las instrucciones de la capitana y de la tripulación, manejan las velas, dirigen el timón, están pendientes de controlar a todos los catamaranes, cargueros y cruceros que aparecen en el radar para abrirse paso entre las dos millas de ancho del canal de Beagle. “Tenemos que encargarnos también de anotar todo en el cuaderno de bitácora: coordenadas de salida, velocidad real y aparente del viento, temperatura del agua y de ambiente, presión atmosférica… Todo para que quien entre después sepa cómo está la situación”, relata Cruz.

La capitana Paula Gonzálvez les explica a las aventureras el parte meteorológico

La capitana Paula Gonzálvez les explica a las aventureras el parte meteorológico / Héctor González

La capitana Paula Gonzálvez les explica a las aventureras el parte meteorológico

La capitana Paula Gonzálvez les explica a las aventureras el parte meteorológico / Héctor González

Cada guardia dura cuatro horas y Patricia es la encargada de tomar el relevo. La organización será clave durante las tres semanas de aventura. Por ello, Almudena y Macarena, no tienen labores hoy en cubierta, pero sí en el interior de la goleta. Hoy les toca cocinar: “En cocina hay una responsable y dos ayudantes, el día anterior hay que prever que se va a comer para ir descongelando, que la comida no se estropee. Hoy no se ha cumplido nada de lo previsto, pero lo importante es saber la función de cada uno”, explica Macarena. Mientras preparan el arroz con pollo que servirá de cena para la tripulación, el viento obliga a tomar la decisión de detener el barco. No por las ráfagas de hoy, si no por las que esperan en el Atlántico en los próximos días. “La previsión nos indica que nos entraría un viento muy fuerte de cara, con unas olas frontales que harían que fuese muy difícil avanzar”. La embarcación fondea mientras cae el sol, a la espera de que se produzca una ventana de tiempo favorable en las próximas horas. Lo hace junto a la Isla Martillo, donde habitan centenares de pingüinos. “Hay 40 especies de este animal en esta zona, así que no sé de cuál se trata en concreto”, dice Almudena mientras sostiene un libro de fauna antártica y observa la orilla de la isla con unos prismáticos: “Será un lujo pasar la noche en este lugar”. Unos metros a la izquierda está Argentina, unos metros a la derecha Chile, y kilómetros al fondo se divisa la salida del canal de Beagle donde la aventura entrará en una nueva fase para las cinco mujeres supervivientes del cáncer de mama camino de la Antártida.