Lealtad traicionera

Barcelona

Europa tiene ya Gobierno. O un artefacto muy parecido, la Comisión, constituida hoy mismo. La vuelve a presidir la democristiana alemana Ursula von der Leyen. Y su número dos, pese a todos los intentos de vudú, es la exvicepresidenta española Teresa Ribera. La ha votado el Parlamento de la Unión, con margen suficiente. Entre quienes han votado “no”, o sea no únicamente absteniéndose, sino depositando su papeleta en contra, destaca el Partido Popular español. El PP español se rebela contra un gobierno de su propio partido europeo. Hermosa, fértil, útil coherencia.

Quizá está muy puesto en razón y son todos los demás los que no entienden nada. Ursula ha dicho que su ejecutivo es un símbolo de que “el centro resiste”. Pues si llega a ser por la patrulla de Alberto Núñez Feijóo, el centro no habría resistido. Será que su equipo no se considera de centro, aunque a veces se ufane de ello. Y que con la excusa de la manía persecutoria a otros españoles y españolas distintos de ellos, se encuentra más a gusto votando lo mismo que los ultras, sean los pronazis de Alternativa para Alemania, o los franquistas de Vox.

Ideología aparte, algo funciona mal en la cabeza o en la boca de esta gente tan simpática de Feijóo. Dolors Montserrat dice que “como miembros leales del PPE, apoyamos a esta Comisión”, y por eso la traicionaba, votando para que no se constituyese. “El PP (español) decimos sí a la Comisión”, añade la esforzada ultra catalana, destruyendo de paso la gramática. Tiene el rostro de afirmar que lo que hace es contrario a lo que dice. Y al revés. Es lealísima. Por eso vocifera, por eso insulta, por eso sobreactúa. ¿Vale siquiera un gramo su palabra, su lógica, su lealtad? Aprovechen el black friday. Está en venta. O en alquiler.