El desembarco de Sánchez y el discurso de Morant levantan la moral de la tropa en el Congreso socialista de Sevilla

Sevilla

Había llegado casi de incógnito en un AVE Atocha Santa Justa. Pedro Sánchez desembarcó el viernes a la hora de comer en Sevilla y en el apeadero varias pantallas anunciaban el 41 congreso socialista: España adelanta por la izquierda.

El presidente adelantó por una escalera mecánica reservada para él ahorrándose la aglomeración del andén y desapareció. En la primera jornada del cónclave no se dejó ver y en su ausencia el affaire notaría de Lobato ocupó el congreso por completo, pero ha estado puntual para la inauguración. Narbona, Cerdán, Montero y Zapatero fueron el entremés; Sánchez el condumio principal. El líder del PSOE entró en al auditorio precedido de los típicos nervios del equipo de seguridad y acunado por la música de uno de sus grupos fetiche.

Al son de los acordes del Starlight de Muse, que sustituyó a la habitual tonadilla socialista, Pedro Sánchez irrumpió en uno de sus momentos más difíciles con trazas de estrella del rock. Sin Begoña, con chaqueta de ante, una sonora ovación a modo de cierre de filas y las mejillas tintadas por el beso de alguna militante, el presidente se unió circunspecto al minuto de silencio por las víctimas de la DANA. Después, el número tres de los socialistas tomó la palabra para dar por arrancado el Congreso y dar el inevitable informe de gestión.

Morant emociona con Valencia

Antes del éxtasis inicial había quedado claro que esta reunión no iba a ser todo lo festiva que se proyectó inicialmente. Lo ocurrido hace un mes en Valencia y lo acontecido esta semana en los tribunales mediatiza de forma inevitable la cita. Los ánimos no son fúnebres, pero tampoco está la cosa para lanzar cohetes.

Delante del micrófono ha sido muy significativo el discurso de la líder de los socialistas valencianos. Diana Morant ha tirado de emotividad para rememorar lo vivido por sus paisanos y ha reivindicado el papel del Estado: "Representado por el Gobierno de España, que estuvo con las botas puestas desde el primer momento, estuvo está y estará, el Estado nos protege". "No ha fallado la política, han fallado ellos, en Valencia hemos tenido el peor presidente en el peor momento de la historia, esto con Ximo Puig no habría pasado", ha dicho cargando a tope contra el president valenciano. El auditorio entero en pie ha gritado "Mazón dimisión". La ministra de Ciencia ha conseguido aupar unos ánimos que no terminó de levantar del todo el discurso que el viernes había dado Zapatero.

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Óscar López en clave candidato

Sobre el otro asunto que planea la cumbre; el asunto de los socialistas madrileños, en los corrillos se admite que "aquí estamos, entre convulsiones", que "hay preocupación porque nadie sabe cómo acabará lo de Lobato" y casi se da por imputada a Pilar Sánchez Acera. En las declaraciones a cámara se circunscribe todo a un ataque de la derecha y se asegura que "estamos tranquilos".

La menguada representación del Partido Socialista de Madrid ha tratado de aparentar normalidad. La gestora encabezada por Isaura Leal ha defendido que "estamos más unidos que nunca" y ha evitado pronunciarse sobre la posible futura candidatura de Óscar López.

Sin embargo, menos remilgos ha tenido el ministro, que aunque ha dicho que "del PSM hablaremos a partir del lunes" ha soltado un racimo de declaraciones que sonaban a eslogan de campaña: "Desde luego hay un objetivo, que es acabar con el pozo de corrupción y política sucia en el que han convertido Ayuso y la derecha a Madrid" ha espetado a los micros López que ha rematado: "el novio de Ayuso cometió un delito, el jefe de gabinete contó una mentira y ahora quieren que el PSOE de explicaciones, pues ya estamos muy mayores, Miguel Ángel Rodríguez engañará a quien sea, a mí no". Tiene muy claro Óscar López a quién retar, quién será su némesis si termina encabezando a los socialistas madrileños.