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Patricia del Solar, un cáncer en pleno confinamiento antes de navegar hacia la Antártida

Las cinco aventureras del Reto Pelayo Vida ya están a punto de concluir el angustioso paso de Drake

Patricia del Solar, al inicio de la travesía / Héctor González

Patricia del Solar, al inicio de la travesía

Paso de Drake. Océano Antártico

Al fin una tregua. La expedición del Reto Pelayo Vida recorre las últimas millas del paso de Drake camino de la Antártida entre un mar más tranquilo que en los días anteriores. En la tarde del sábado, ‘El Doblón’ ha sustituido las velas por el motor para abrirse paso entre la niebla y la noche parece no querer llegar nunca. De repente, se avista el primer iceberg y también las primeras ballenas. La dura travesía está llegando a su final.

Los ánimos han crecido dentro de la embarcación. A la ilusión por intuir cerca la Antártida se une que quienes más han sufrido el mal de mar ya están recuperados. Es el caso de Cruz, que tras varios días en cama ya puede realizar con normalidad sus labores a bordo. Su sonrisa se contagia al resto de aventureras. Vuelven a ser cinco y el equipo está al completo.

Entre ellas, está Patricia del Solar, que sufrió en las primeras horas en el océano, pero que desde hace días tira del carro en todas las tareas tanto en cubierta como en el interior. “Los mareos comenzaron mientras anotaba todos los datos en el cuaderno de bitácora en un cambio de guardia, pero ya estoy como nueva”, cuenta esta madrileña de 50 años que nunca había navegado hasta que esta aventura se cruzó en su camino. La historia de Patricia y su cáncer de mama es el fiel reflejo de tantas otras mujeres. Una vida a toda velocidad, con mucha carga laboral, dos hijos pequeños y el deporte como actividad preferida en el tiempo libre, hasta que un día el mundo se detiene cuando llega el diagnóstico. La particularidad para Patricia es que esa mala noticia le llegó el 10 de marzo de 2020. España se preparaba para confinarse. “A mis padres les tuve que dar ya la noticia por teléfono, no era sensato ir a decírselo en persona. A la semana siguiente, cuando fui a hacerme la resonancia el hospital parecía la película ‘Soy leyenda’, estaba todo precintado y tardé un rato en encontrar a alguien. Donde normalmente hay colas de gente, no había nadie. Después de hacerme la prueba fui llorando hasta el coche, me sentía desamparada”. Por fortuna, antes de que terminara el mes de marzo pudo operarse, y con una masectomía radical acabar con un ganglio que ya era de siete centímetros. “Te sientes muy sola, no puedes ir acompañada a ningún sitio, no puedes pedir segundas opiniones, no puedes quedar con tus amigas a llorar…”, relata Patricia.

Vista aérea de la goleta 'El Doblón'

Vista aérea de la goleta 'El Doblón' / Héctor González

Vista aérea de la goleta 'El Doblón'

Vista aérea de la goleta 'El Doblón' / Héctor González

Sus dos hijos se quedaron en casa de los tíos de los pequeños, y su proceso de recuperación empezó en plena desescalada del confinamiento. Pese a ello, nunca les escondió a los niños lo que le ocurría: “Nunca se lo oculté a los niños ni lo llamé de otra forma que no fuera cáncer. Cuando tú no cuentas las cosas cómo son generas más miedos de los necesarios”. Gonzalo, que cumple 8 años durante esta expedición, y Sara, de 11, son también la motivación por los que Patricia realiza este viaje “Quiero demostrarles a mis hijos que cuando te esfuerzas y te propones algo, luego hay premio. Aunque hayas pasado un momento difícil en tu vida hay que buscar oportunidades para seguir adelante, te hacen sentirte más fuerte”.

Y sin haber navegado hasta marzo del presente año, Patricia se puso a estudiar el PER (Curso de Patrón de Embarcaciones de Recero) tras ser preseleccionada para participar en el Reto Pelayo Vida. Han sido varios meses de intensa preparación y de viajes a la costa mediterránea desde Madrid los fines de semana para estar a punto para surcar los mares más peligrosos del mundo. Sobre las últimas millas del paso de Drake y como cada tarde, su turno de guardia va a concluir a las ocho en punto. Minutos antes, a estribor, Patricia vislumbra algo en el horizonte. Algo diferente a lo visto en los últimos cuatro días. Es Isla Smith, uno de los islotes que preceden a la península Antártica. “¡¡¡Tierra!!! ¡¡¡Tierra!!!, grita desde la cabina, mientras Macarena, Almudena, Marta y Cruz suben corriendo a celebrar que la expedición pisará suelo firme en las próximas horas.

Conoce a dos de las participantes

 
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