Negarse a colaborar es hacer daño a los madrileños
Ninguna diferencia política, debería justificar que se deje languidecer a las universidades públicas
Negarse a colaborar es hacer daño a los madrileños
Madrid
Al principio de los años 1970 había en España unos 350.000 estudiantes universitarios. En 2020 fueron aproximadamente 1,6 millones. El salto dado por el porcentaje de población con estudios universitarios en estas décadas ha sido formidable, con lo que ellos supone de ascensor social. No hay ninguna duda de que la primera década de gobierno socialista dio un impulso enorme a la educación, en todos sus niveles Pero ese esfuerzo siguió después durante bastantes años. Los españoles dedicaron una mayor parte de sus impuestos a mejorar la educación de sus niños y jóvenes y a llevar a una parte importante de ellos a la universidad, mediante becas y matriculas baratas. Miles de jóvenes que acabaron sus estudios se sumaron en las décadas posteriores a la universidad, ellos mismos como profesores e investigadores. Fueron y son un orgullo para el país entero.
Por eso es tan triste y desmoralizador pensar que todo ese esfuerzo se fue perdiendo con las sucesivas crisis económicas y que ahora que la economía permite darle un nuevo impuso, son algunos de los responsables políticos los que se niegan a colaborar. La comunidad de Madrid siempre ha estado orgullosa de sus universidades públicas, pero según sus responsables actuales atraviesan una crisis enorme de falta de financiación. Nada, ninguna diferencia política, debería justificar que se las deje languidecer. Hay la oportunidad de aumentar sustancialmente el número de profesores e investigadores. Negarse a colaborar es hacer daño a todos y cada uno de los madrileños… y de los españoles.
Soledad Gallego-Díaz
Es periodista, exdirectora del periódico 'EL...