Díaz Ayuso, la cumbre del aborto y la educación "progresista": la reflexión de Maruja Torres a raíz de la "doctrina del serrucho para lo público"

Madrid

Leyendo y escuchando cosas del aquelarre oficiado por Mayor Oreja en el Senado, pensé que el acto bien podría haberse desarrollado en el Zendal, dada la afinidad evangélica que une a los invitados del ex ministro del Interior con la doctrina del serrucho para lo público y la cruz para los demás que emana Díaz Ayuso por todos sus poros.

Pensé también, y sobre todo, en un pequeño grupo de conocidas mías, todas con hijos e hijas pequeñas, que hace poco me planteaban sus dudas sobre cómo educarlos. Porque, me dijeron, ¿qué sentido tiene, tal como están las cosas, mandarlos a colegios públicos e institutos progresistas, enseñarles lo que defendemos nosotras, si eso va a hacer que no encajen, que sean desgraciados? ¿No sería mejor para ellos, para ellas, colocarlos desde el principio en colegios de curas y de monjas, o del Opus?

No supe qué argumentar. No tengo hijos, ni quise. Tampoco quise, ni quiero, juzgar a estas madres. Solo tengo la convicción de que la supuesta dicha que da el encajar bien, pero con la cabeza gacha, aunque te hace buen súbdito, te convierte en peor ciudadano.

Que te corten las alas ya es malo, pero crecer con las alas segadas para adaptarte a no volar es la propia cruz, el propio serrucho.