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El Reto Pelayo Vida avanza hacia el sur y navega hacia el continente antártico

Las expedicionarias encaran el final del desafío entre gigantes cascotes de hielo

Las participantes del Reto Pelayo Vida estudian el nuevo rumbo del viaje / Héctor González

Las participantes del Reto Pelayo Vida estudian el nuevo rumbo del viaje

Charlotte Bay (Antártida)

A primera hora de la mañana del martes la expedición del Reto Pelayo Vida abandona Isla Decepción. El escenario de los primeros pasos en tierra de esta aventura se queda atrás y el desafío entra en una nueva fase. "A partir de ahora cambia la forma de navegar, entramos en la navegación antártica", anuncia la capitana Paula Gonzalvo. 'El Doblón' reemprende su rumbo hacia el sur, y para Patricia, Almudena, Cruz, Marta y Macarena, espera una jornada de 20 horas cruzandohasta fondear en un nuevo destino. "Las guardias de antes eran más pasivas, ahora será mucho más dinámico. Hay que estar muy atentas para esquivar los icebergs, y atención a los hielos pequeños porque no aparecen en el radar. Además, debéis dormir bien de noche cuando no estemos en nuestro turno y estar muy activas de día", prosigue la capitana. Y en efecto, el paisaje monopolizado por el agua deja paso a uno en el que los hielos de mayor y menor tamaño hacen acto de presencia.

El frío en la cubierta del barco es notable, pero el sol acompaña de nuevo a la expedición. "El 90% de la veces que he venido a la Antártida la meteorología era mucho peor que estos días", comenta Pedro, dueño del barco, y que suma ya más de una decena de experiencias en el continente blanco gracias a los viajes que organiza con su compañía 'Alegría Marineros'. La goleta se acerca a la costa de la península Antártica cuando al imponente paisaje helado se le une también la fauna del lugar. "Son ballenas, ¡¡ballenas a estribor!!", grita emocionada Patricia. Y la cena se interrumpe también cuando desde el puente de la embarcación se avisa de que un grupo de pingüinos se sitúa sobre un gran témpano de hielo a pocos metros del lugar por donde pasa el barco.

El Doblón navega junto al continente antártico

El Doblón navega junto al continente antártico / Héctor González

El Doblón navega junto al continente antártico

El Doblón navega junto al continente antártico / Héctor González

Aunque la luz no se vaya en todo el día, el sol se pone cerca de la medianoche. El cielo se torna en rojizo mientras a ambos lados del mar se divisan grandes montañas y acantilados cubiertos de blanco. Una estampa sin igual que todo el mundo quiere guardar en la retina para siempre. "Es hipnótico", dice Marta. "Mires donde mires es precioso, no se puede parar de hacerlo", confiesa Cruz. "Aunque me lo había imaginado muchas veces, lo que ves es todavía mejor", opina Almudena.

Al alba, la embarcación llega a Charlotte Bay, una bahía donde fondea al borde de una placa de hielo que separa la orilla del mar abierto. No sin dificultad, ya que la proa del barco ha tenido que ir rompiendo hielo a su paso. "Entre el cielo rosa, las montañas blancas y las ballenas alrededor, la llegada ha sido una sensación irrepetible", cuenta Macarena. Ahora, a las cinco supervivientes de cáncer les toca adentrarse también en tierra en busca de nuevos retos.

Charlotte Bay

Charlotte Bay / Héctor González

Charlotte Bay

Charlotte Bay / Héctor González

 
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