Miguel Ángel Muñoz: "Disfruto la vida como si fuera a terminar mañana, pero no vale todo"
El actor, director y ahora presentador ha charlado con Àngels Barceló en 'Hoy por Hoy' sobre lo que casi ha sido, lo que es y lo que quiere ser
Le conocimos con 10 años como Felipe Jesús Guillermo Bonasera Calderón Hidalgo Ríos Núñez en 'El palomo cojo' y "desde entonces ha habido muchas cosas: cine, teatro, televisión, series, programas, dirigir una película...", como él mismo reconoce. Miguel Ángel Muñoz (Madrid, 1983) está orgulloso de poder decidir según lo que le apetece hacer y según van pasando los años "quizás desde MasterChef", se siente afortunado de poder "abrazar lo que la vida me pone por delante, mi versatilidad y disfrutar".
"Disfruto al máximo, como si fuera a acabar mañana", asegura y añade que le gusta "vivir las cosas con intensidad" y que en lo profesional se involucra al "300% en cada proyecto". "Me divierte mucho más hacerlo así y no sé hacerlo de otra manera", reconoce. Por eso no es ninguna sorpresa que una de las cosas que más le gusta en la vida sea aprender y, por ende, "lo multidisciplinar". Con su trabajo como actor, ha tenido que aprender muchas cosas desde cero, como "tocar el piano, hablar un idioma diferente, manejar una espada, subir a un caballo...".
Miguel Ángel Muñoz: "Vivo la vida y mi profesión como si fuera a terminar mañana"
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No siempre ha estado claro que lo suyo era interpretar y comunicar. De hecho, su padre "pensaba que iba a ser futbolista, y del Real Madrid". Con ocho años hizo la prueba, le cogieron y llegó a jugar. De hecho se le daba bien y "echaba muchas horas", pero hizo un casting y hasta ahora. Aunque parezca que se le da todo bien, Miguel Ángel cuenta que "cuando intentas tantas cosas, fracasas en muchas".
Cuando terminó Al salir de clase sintió "un vacío inmenso", y pensó: "Esto que era un hobby se ha convertido en mi profesión y yo quiero ser actor". Luego se ha dado cuenta de que no, de que como llegó la oportunidad desde tan pequeño y tuvo la suerte de que le cogían en la mayoría de los castings, tiró por ahí. A día de hoy, "no sabe qué quiere ser", reconoce, y por eso sigue probando cosas.
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Con apenas veinte años, se dio a conocer gracias a su papel como Roberto Arenales en Un paso adelante. Hizo las pruebas para la serie como actor, aunque buscaban a bailarines profesionales y él tenía "cero flexibilidad" (por el futbol, justifica). En lugar de irse a estudiar inglés fuera, se quedó todo el verano en Madrid bailando durante ocho horas al día. Después de esquivar varios castings de baile, confesó que no estaba al nivel del resto, pero que "iba a echar mil horas" y no les iba a defraudar. Lo mismo le pasó con la música.
Mostró su faceta como director en su trabajo más intimo, 100 días con la Tata. Con ella tenía una relación "tremendamente especial", y junto con su padre y con su madre "era una de las personas más importantes" de su vida. Cuando fue consciente de que no era eterna, se preocupó de pasar mucho más tiempo de calidad con ella y prepararse para este duelo que está pasando desde que falleció hace un año y medio.
Junto con la terapia, hizo una lista de cosas que hacer con ella en vida, y dentro de todo aquello decidió hacer una película para él. Para enseñárselo a su familia "si algún día tiene descendencia" y para él. Durante tres años escribió un guion, pero llegó la pandemia. Se encerró con la Tata y él seguía grabando, por placer como lleva haciendo desde que le dieron su "primera cámara desde muy pequeñito". Entonces, Miguel Ángel pensaba: "Cuando no esté le daré al play y recordaré todo lo bonito que vivimos".
Ahora esta al frente de Pekín Express: Objetivo Angkor como presentador, y ha sido de las cosas "más duras a nivel físico pero más divertidas y más trepidantes" que ha vivido. Un formato donde hay 180 personas que hacen 2.500 kilómetros recorriendo países, y él lo ha vivido prácticamente como un concursante más. "Tengo más de 150 juegos de mesa en casa, masterizo partidas de Lobo y cualquier juego de rol, me encanta viajar y la aventura", dejando claro que no es un presentador al uso. Quiso hacer las mismas pruebas que los concursantes y así estar más cerca de ellos. Por eso, cuando le decían que se habían comido una rata o una cucaracha, él decía "yo también, es lo que hay, bienvenido a Pekín Express".