Cómo afecta la inestabilidad política en Francia a la economía española

La inestabilidad política en Francia la podemos pagar en España y en el resto de la Unión Europea porque se pone en jaque la segunda economía europea. De hecho, ha empezado a pasarnos factura ya y, en nuestro país, por partida doble: Primero, vía euro, porque la moneda europea se ha debilitado en cuanto la segunda economía vive semejante fragilidad. El euro ha caído un 2,7% desde que se anunció la moción de censura contra el dólar. Eso significa que comprar cosas tan básicas como el petróleo (que se paga en dólares) es un 2,7% más caro en 48 horas y que las importaciones desde Estados Unidos se hacen más difíciles. Pero, además, hay una segunda factura que podemos pagar y se llama turismo. Alemania está creciendo al 0% —estancada— y la francesa —que iba a crecer al 1,1%, la mitad que la nuestra— se parará ahora. Así que una moneda más débil y franceses y alemanes (nuestros grandes turistas) gastando menos significan que, efectivamente, la factura económica de Francia la pagamos también a este lado de los Pirineos. Francia gasta mucho más de lo que ingresa, es decir, tiene un déficit público del 6%, el doble que lo que permiten las normas europeas. Es decir, por cada 100 euros que ingresa en impuestos y tasas, gasta 106 en políticas públicas. El gobierno que acaba de caer iba a cambiar las dos cosas: Eso ya no pasará, Francia sigue gastando fuera de control y eso nos deja el segundo problema. Cuando uno gasta y no tiene capacidad para devolver lo que pide y cuando uno es menos solvente, los bancos te cobran más intereses. Eso es exactamente lo que le está pasando a Francia: sus intereses (su prima de riesgo) es ya más alta que la de España, roza la de Grecia. Son casi 90 puntos básicos —y serán 100— más alta que la de Alemania y es la prima de riesgo más alta que hemos visto desde la crisis financiera de 2008. Esto es un problema porque cuantos más intereses tienen que pagar por tu hipotecas, menos tienes para arreglar la casa. Eso le pasa ahora a Francia. Hay un tercer problema sobre la mesa y éste desborda a Francia. Si la economía francesa —la segunda europea— se para y crece menos del 1,1% previsto, y si se gripa la alemana, que ahora crece al 0%, Europa entera tiene un problema. Si se paran las locomotoras, nos paramos los vagones. Así que ¡ojo! porque lo que acaba de ocurrir en Francia se paga también en las antiguas pesetas, en moneda española.

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