Familias de acogida: el amor y el bien del niño por encima de todo

Barcelona

Los primeros meses de vida son cruciales para el desarrollo cognitivo y emocional de los bebés. Así lo ha contado la artista gráfica y autora del libro "No me entenderías" Luda Merino. Nos cuenta que no miraba a los ojos porque pasó mucho tiempo tumbada y mirando al techo, sin aprender a fijar la mirada en alguien, no sentía apego así que se iba con cualquier adulto que le hiciera caso. Algo que aterrorizaba a su madre española que la adoptó cuando tenía 3 años. Todavía hoy se tiene que mecer ella misma para dormirse porque es lo que hacía cuando era una bebé en un orfanato ruso. "Y lo más fuerte es la disociación porque nadie me atendía cuando sentía dolor, no hace falta que sea algo grave o maltrato, quizás me salían los dientes, tuve un cólico u otitis, que la tuve, pero como nadie venía aprendí a no sentir dolor" y eso es lo que más impresiona a quienes saben su historia. Es importante tener este testimonio de Luda muy presenta con la historia que vamos a contar.

Se necesitan familias para acogida de emergencia de bebés

La Generalitat de Catalunya ha puesto en marcha un plan para que los niños de menos de 6 años pasen el menor tiempo posible en centros de acogida. Los datos indican que han descendido el número de familias que se ofrecen para acoger a estos menores que por diferentes motivos pasan a custodia del estado. El plan se centra sobre todo en las acogidas de emergencia. Las que duran unos 6 meses, como nos indica la secretaria de infancia, adolescencia y juventud del departamento de derechos sociales e inclusión Teresa Llorens. Es un acogimiento temporal pendiente de evaluar la emergencia y la solución del problema que haya. Al cabo de un tiempo puede que el problema se haya resuelto y vuelva con su familia biológica, o bien se cambie a otra familia con un acogimiento más largo. En 2018 había 115 menores de 6 años en centros de acogida, este año la cifra asciende a 280. Para conseguir que ningún bebé esté en centros de atención ha menores la Generalitat ha activado un plan dotado con más de 2 millones de euros para reforzar los equipos técnicos y sobre todo dar más apoyo y soporte a las familias que acogen.

La acogida debe ser una suma, esos niños ya han perdido bastante

Hemos quedado para merendar en una ciudad de la provincia de Barcelona. Mejor no dar muchos datos. Primero entran Lluis y Núria empujando una sillita con una bebé de un año. Detrás llega Gemma con un niño de 3 años que mira el micrófono con recelo. De hecho no quiere que su madre hable porque no se fía de eso que no conoce. La particularidad es que ese niño llama mamá tanto a Núria como a Gemma. Y es que primer estuvo con unos en acogida temporal, hasta que pasado un tiempo se fue con Gemma con quien ahora está el tiempo que sea necesario, si es que su situación familiar mejora. Lo que nos ha contado Luda Merino al principio también son las secuelas que tiene el pequeño, que no para de moverse alrededor de la mesa. "Llamaba papá o mamá a cualquier adulto que le prestase atención" aunque ahora ya está cambiando nos dice Gemma. "Mucha gente piensa que no tengo sentimientos porque parece que no me afecta que los niños se vayan" dice Núria "pero yo les digo que ellos son egoistas por pensar primero en su temor, en su miedo, y no en el bien de los bebés". Lluis y Núria llevan casi 14 años haciendo acogidas de evaluación y emergencia. Y la clave de todo es lo que estamos viendo con esta conversación, que "los apegos se mantengan"; si el niño pasa por una familia que siga manteniendo un contacto, que no pierda ni reste nada. "Somos como unos padrinos" porque siguen en contacto con la mayoría de niños que han cuidado. "La carta de los reyes y las "monas" de pascua son muy largas" nos reímos con Lluis y Núria. Gemma confirma que para su hijo es fundamental quedar con ellos, porque siguen siendo un referente "nada más ver a Lluis le ha pedido que le arregle la bicicleta". "Estos niños son nuestros hijos" una vez entran en casa y por eso es importante contar con toda la familia, porque se van a relacionar y encariñar con ellos. Es un viernes por la tarde y Lluis, mientras hablamos, está pendiente y no para de acariciar la cabeza de la niña, sentada en su sillita. Esa niña el lunes siguiente va a volver con su familia biológica. Núria y Lluis ya han hablado con ellos y parece que van a quedar como unos tíos lejanos que van a poder seguir la evolución de la nena y quizás añadir una nueva carta en los próximos reyes.