Juan José Millás: “Por favor, que no sea un sueño”

Barcelona/ Madrid

Para alcanzar a Alicia nos metemos en dos agujeros. Uno blanco que conduce a la entrada de Caixaforum Barcelona y otro geométrico que nos introduce en Los mundos de Alicia. “La película me dejo turulato” El libro llegó a las manos de Juan José Milllás un poco más tarde. “Me da mucha envidia que un texto perdure en el tiempo y tenga la influencia que ha tenido éste”. Sobre todo en las matemáticas. La teoría de Juanjo es que cualquier libro divulgativo de matemáticas incluye una referencia.

Juegos de lógica, geometría, dimensiones salpican la historia que se gestó una tarde dorada navegando por el Támesis. Charles Lutwidge Dodgson adoptó el pseudónimo de Lewis Carroll en otro juego, esta vez de palabras. Tradujo su nombre al latín, Ludovico Carolus, y de nuevo al inglés: Lewis Carroll. Era matemático como lo es también Juan Carlos Naranjo que nos acompaña en el recorrido de la exposición, comisariada por Kate Bailey, buscando la lógica en el desorden y caos en el que se ve inmersa Alicia. “Mientras que veía la película pedía por dentro, por favor que no sea un sueño, que no sea un sueño…” Obviamente Millás se llevó una decepción. Lo onírico es el agente externo que acaba de un plumazo con la fantasía cuando lo bonito es pensar que todo eso que pasa, lo hace en la realidad. Que las orugas que fuman, los gatos que desaparecen, los conejos que hablan o los bebés que se convierten en cerditos fueran posibles en el mundo real.

De la realidad surge un grupo de adolescentes que se introducen en el mundo de Alicia más de lo que ellos piensan y menos de lo que a su profesora de matemáticas le gustaría. Están tan estimulados que les cuesta concentrarse en lo que ven. Necesitarían rebajar un poco. Su mayor carencia “es que no saben relatarse”. Pero sí que se mimetizan con el caos de los mundos de Alicia, ahora sí, ahora no, mira qué locos estamos…