Ha pasado un mes y medio desde que el Levante español sufrió la catástrofe producida por la DANA. A pesar de sus efectos devastadores en la sociedad valenciana, que permanecen casi intactos a día de hoy, la actualidad siempre sigue su curso. El equipo de La Ventana ha tratado de revisitar cada día, desde el 29 de octubre, la situación en esta región para contar historias personales de muchos ciudadanos y ciudadanas que se encuentran luchando por recuperar su vida anterior. Los ciudadanos valencianos piden que no se les olvide porque siguen necesitando el amparo de las instituciones y los voluntarios para regenerar las zonas anegadas. En esta edición especial de La Ventana, Carles Francino y su equipo se han desplazado hasta Paiporta, Catarroja y Alfafar para hacer un recorrido por distintos negocios, locales improvisados por ONGs e instituciones públicas que se encuentran en proceso de recuperación tras la DANA. Hablarán con los responsables de estos centros, que explicarán las vicisitudes burocráticas y personales que están atravesando en este momento. Desde la vuelta al colegio en el CEIP Ausiàs March, pasando por las colas en una administración de loterías o la reconstrucción de librerías, a los testimonios de decenas de ciudadanos. Algunos de ellos son historias de superación; otras, de duelo y desolación. Y todas ellas merecen ser contadas. El CEIP Ausiàs March de Paiporta ha vuelto a abrir sus puertas tras el paso de la DANA. Carles Francino ha hablado con Susana Ramírez, Presidenta de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos del centro, y nos ha contado cómo ha sido esta reapertura. «Ha sido muy emotivo. Les han hecho un pasillo al llegar. Los alumnos eran los protagonistas del momento», ha explicado. También ha reivindicado que queda mucho trabajo por hacer y que «Paiporta es un pueblo fantasma» ahora mismo. Y es que el que menos ha perdido ha sido un vehículo o un trastero, y, el que más, casas o personas cercanas, según ha contado Susana. Hemos contado con el testimonio de uno de los vecinos de Paiporta, Enrique Ricart, que es el propietario del único horno que funciona en la actualidad en todo Paiporta, el horno Rial. «Ánimo tenemos mucho, pero estamos agotados. No tenemos capacidad para responder a todo», ha contado Enrique, que ha asegurado que no tienen capacidad para responder a todo. «Estamos implementando maquinaria para poder producir más, porque estamos a pleno funcionamiento 24 horas al día». Además, ha contado cómo el horno se salvó gracias a un contenedor que bloqueó la mayor parte del agua y que no está previsto que se abra ninguno más en el futuro cercano. Clemente López, vecino de la localidad, vive a 900 metros de este barranco y le llegó el agua a dos metros de altura en el garaje. «¿Cómo es posible que a lo largo de kilómetros, el agua llegue a esa altura?», se preguntaba López. También hemos hablamos con Félix Francés, catedrático de Hidráulica de la UPV, que lleva toda la vida estudiándolo. «Siempre hay un riesgo de que ocurran estos fenómenos naturales. Otra cosa es que tomemos las medidas necesarias para paliar estos efectos», ha dicho Francés. Y es que, según él, la alerta tardó demasiado en llegar. «Las emergencias no funcionaron, y tampoco la educación sobre la zona de riesgo sobre la que vive la gente», ha dicho sobre los tres grandes problemas de la administración a la hora de gestionar el desastre. Esther Torrijos, segunda teniente de alcalde y concejal de Cultura y Fiestas, ha asegurado que «están siendo momentos muy difíciles y muy duros, sobre todo para la población de Paiporta». Torrijos ha afirmado que a los vecinos de la localidad el desastre de la DANA les ha tocado muy de cerca, desde sus familias hasta sus casas. «A mí me ha tocado todo, me ha tocado el negocio familiar, mis coches y mi casa. A partir de ahora toca pensar poco a poco que estamos vivos», decía. A pesar de las dificultades, la segunda teniente de alcalde ha afirmado que los vecinos de Paiporta están unidos y que tienen fuerza para volver a levantar el pueblo «Hay que tener paciencia porque sabemos que esto va a costar, pero lo importante es que podemos estar aquí, lo podemos contar y podemos volver a empezar, aunque sea de cero», ha afirmado Torrijos. Aunque la Dana arrasó con todo lo que encontró en Paiporta, los vecinos siguen creyendo en la suerte. Cristina Piles es la propietaria de la Administración de lotería número 1 del pueblo, que desde hace semanas hay colas de más de 100 personas. «Damos las gracias a todos los que nos apoyan porque nos va a hacer falta», ha dicho Piles. La propietaria ha asegurado que el día de la DANA salieron de la Administración con «el agua por las rodillas». En 1989, esta Administración de lotería de Paiporta dio el Gordo del Sorteo Extraordinario de Navidad. Cristina Piles cree que este año pasará lo mismo. «La gente viene de todos los sitios a comprar, a parte de los militares y los voluntarios que hay, la gente viene de todas partes», ha afirmado. La farmacia en la que trabaja Carmen Rausell sigue administrando los fármacos necesarios a los vecinos de Paiporta a pesar del destrozo que sufrió el local. «En cuestión de minutos el agua estaba por encima del mostrador. Tuvieron que rescatar a los que estaban trabajando por un patio de luces con una sierra casera», ha contado su propietaria.