Guardiola: "No voy a dejar el City para irme a otro país"

Pep Guardiola pasa por su peor momento como entrenador. De los últimos 9 partidos, solo uno lo han ganado. Las lesiones afectan al Manchester City de tal forma que un equipo imparable no consigue levantar el vuelo, tanto que el técnico de Sampedor ha perdido los estribos en más de una ocasión. Desde un gesto a la grada del Liverpool hasta los arañazos en la cara que se hizo al ver cómo el Feyenoord les empataba un duelo que ganaban por 3-0.

Una de las principales causas de este bajón es la lesión del Balón de Oro Rodri Hernández a quien considera la sal de su equipo, como lo podría ser Messi en su época en el Barça, con el que sin él no habría sido capaz de ganar el sextete. En Desmontadito, el programa de YouTube del chef Dani García, el entrenador explica cómo vive estos momentos de pequeños fracasos. Pep se refugia en su familia y sus amigos, pero de "la soledad del entrenador no te la consuela nadie". "Tus amigos están ahí, pero el momento que vas a dormir, apagas la luz... no hay consuelo posible. Tienes que tragarlo, pasar un día o dos, y volver", reconoce.

La entrevista se llevó a cabo días después de su renovación con el Manchester City hasta 2027, y precisamente por su futuro le preguntó el cocinero. "¿Qué hay después? En algún momento sentiré que ya es suficiente. Ahí voy a parar, seguro. No voy a coger a otro equipo. No digo en el futuro, pero no voy a dejar para irme a otro país. No tendré energía", confiesa Guardiola.

Para el entrenador catalán, todo el proceso de volver a empezar es lo más complicado. De hecho, entre los jugadores que más destaca de todos los que ha entrenado en su carrera se encuentran Lahm y Kroos, quienes le ayudaron en su primer año en Alemania cuando cogió un Bayern de Múnich que llegaba de ganar el triplete con Jupp Heynckes. Ese inicio es muy complicado, y Pep Guardiola asegura que necesita tiempo para pensar. "Una selección es diferente, no es el día a día. Es como los cocineros que vais a otro países a ver la gastronomía. Pararme, ver qué hemos hecho, qué podemos hacer mejor... y en el día a día no tienes mucho tiempo para pararte. Creo que me iría bien, pero aún no, aún estoy aquí (Manchester)", dice.

De momento la adrenalina puede con él. Pensar en qué pasa si su equipo pierde, ponerse al límite del barranco y en visualizar las cosas que puedan pasar sobre el césped son algunas de las situaciones a las que el catalán está enganchado. "Quiero dejarlo e irme a jugar al golf, pero no puedo", confiesa. Y mucha ayuda para seguir se la da su afición al golf. Un deporte al que, además de aprender francés y a cocinar, quiere dedicar tiempo cuando deje los banquillos, y que le sirve para preparar los partidos. "Es una de las mejores terapias que tengo. Cuando es el Masters de Augusta o los grandes torneos, voy a preparar los partidos en casa o aquí y veo las imágenes del contrario pero siempre enchufado al golf. Una copa de vino, trabajar, mirar el golpe y volver. Esa rutina me hace mejor entrenador", desvela. Por ahora, le quedan dos años más como citizens.

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