Isabel Peña, guionista: "Cuando eres guionista y estás en paro, nadie te paga por escribir, pero tú sigues escribiendo"
Aimar Bretos entrevista en Hora 25 a la cocreadora de la película El Llanto
Madrid
Isabel Peña es la guionista, junto con Pedro Martín Calero, que da forma al miedo que sentirán los espectadores de El Llanto, ya en cines. La película trata de una joven que es acechada por una presencia que no puede ver y que la conecta con hechos y personajes que también han pasado por la misma experiencia. Peña comenta que lo que más le gusta de El Llanto, es que “más que un miedo es una especie de atmósfera enferma”
Las entrevistas de Aimar | Isabel Peña
15:57
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Todas las decisiones, a la hora de escribir el guion, se miden minuciosamente por parte de los guionistas para atrapar al espectador. Es una tarea compleja porque cada espectador reacciona de una manera distinta. Los guionistas se conocían de la Escuela de Cine, pero la única vez que habían colaborado fue en un guion que no tuvo recorrido. Peña comenta que aquel proyecto fue "en una época de de paro. Cuando eres guionista y estás en paro, lo que pasa es que nadie te paga por escribir, pero tú sigues escribiendo".
Tan buena fue la química entre ambos que cuando Martín Calero tuvo una revelación años más tarde que significó el nacimiento de El Llanto, la llamó para colaborar en el guion. Dicha escena está en la película y cuenta Peña que, concretamente, fue “la imagen que da lugar al prólogo en la discoteca. Parece que se le apareció una virgen "en referencia al momento de inspiración que sintió Martín Calero. Lo que más llamó la atención de la creadora fue que “dejaba muchísimas preguntas sin responder, eso es muy interesante". La pasión con la que le narró la idea hizo que Peña pudiera hacerla suya con facilidad hasta el punto que le "dio miedo, realmente sentí algo en la piel".
La colaboración es como Peña entiende la colaboración porque es "mejor en el diálogo". Este proceso según ella "puede ser risas, puede ser confesión, puede ser un debate encarnizado. Ahí hay mucha riqueza y energía". El rol de Peña no se queda ahí. Con el tiempo se está involucrando más en las fases posteriores del proyecto, pero no con el fin de "protegerlo, porque parece que hay una amenaza, para seguir de la mano con ella". También dice que se acaba teniendo "relación con mucha gente del equipo, incluyendo actores y actrices".
Este le ayuda a escribir con actores en mente, ya sea para adecuar la forma de hablar o el tono de voz y añade: “Luego cuando se cumple, pues ya te te puedes morir en paz”. Este aporte de frescura le ayuda a paliar uno de los errores que más detecta en trabajos anteriores: “diálogos muy poco naturalistas”. Es decir, “estar cerca de lo que hay al otro lado de esa ventana, estar estar cerca de la realidad, estar enraizado en la calle, en la tierra, en el campo, me da igual estar cerca de las personas, no de los personajes”.
La sensación que querían transmitir en la película ya era palpable durante la creación del guion, en la que, según Peña “había algo que te que realmente que te recorría el cuerpo escribiéndolo”. Pese a todo, el mayor miedo de la guionista pasa por fracasar o, más bien, crear una obra que no interese y reflexiona explicando que “hay cosas que son interesantes aunque sean imperfectas” y añade: “prefiero la imperfección interesante a una factura muy correcta y que no que no haya nada ahí que te levante ningún tipo de curiosidad”.