Israel lanza 300 ataques en Siria y toma el control de una de las regiones más ricas en recursos naturales del país

Madrid

Israel ha lanzado ya más de 300 ataques en Siria y han bombardeado arsenales a lo largo de todo el país, incluidos dos armeros donde supuestamente el régimen de Al Assad guardaba armamento químico que habría utilizado en algún momento durante la represión de las revueltas de los rebeldes hace ya cinco años.

Así, el Gobierno de Netanyahu está aprovechándose del caos y la desorganización que ha seguido a la caída de Al Assad y también ha decretado como zona defensiva estéril una región al norte de Israel y al sureste de Siria, en la zona de los altos del Golán, que se traduce en que ellos controlarán ese territorio, uno de los más ricos de la zona en agua y tierra fértil.

El ministro de defensa hebreo, Israel Katz, lo ha anunciado durante una visita a una base militar israelí, desde donde ha felicitado a los soldados y los pilotos por haber bombardeado la flota siria y destruido lo poco que tenían. Reconocido, el régimen de Al Assad contaba con dos submarinos, y dos fragatas compradas a Francia, más algo de salvamento y vigilancia que les habían cedido los rusos.

En estas primeras horas de cambio de régimen en Siria, Israel ha bombardeado más de 300 objetivos, aunque se ha cuidado mucho de no bombardear en ningún sitio cerca de las bases rusas en Siria. La base aérea rusa de Jmeimim, en la provincia de Latakia, y la naval de Tartus, en la costa, han sido dos puntos geoestratégicos clave para el envío de armamento y mercenarios rusos de África, entre otras acciones. Hace unos meses, un portal de noticias libio llamado Fawasel, publicaba un vídeo en el que se podía ver un buque ruso desembarcando equipo militar variado (lanzacohetes y vehículos blindados) en el puerto libio de Tobruk, procedente de Tartus con el destino de fortalecer la presencia militar rusa en el este de Libia, uno de los países sin gobierno y más peligroso de la región.

Otro de los aspectos relevante son los movimientos del Kremlin, que hace unas horas estaba lejos de dar por perdidas sus bases militares en Siria, que funcionan desde el 2017, tras firmar un acuerdo que permitía la presencia de tropas rusas en las bases de Siria durante 49 años. El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, dice que es "prematuro" hablar de la suerte de sus instalaciones y abrir la puerta a una negociación con quienes, hasta ahora, eran sus enemigos. "Todo esto es un tema de discusión con quienes estarán en el poder en Siria", añadió Peskov. Además, concluyó que el Ejecutivo ruso hará "todo lo necesario y todo lo posible para entrar en contacto con quienes pueden ocuparse de la seguridad. Y, por supuesto, nuestros militares también están tomando todas las precauciones necesarias".

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