"Madrid, España, let it be". Paul McCartney conquista el Wizink en español
El exbeatle regresa a la capital después de ocho años con su gira Got Back Tour. Dos noches en el Wizink de Madrid, con todas las entradas agotadas, para repasar más de sesenta años de carrera musical con su banda y en solitario. Historia de la música del siglo XX y XXI
Paul McCartney triunfa en el Wizink Center de Madrid
"¡Buenas noches, España! ¡Buenas noches, Madrid!, estoy muy feliz de estar aquí de nuevo", saludaba en español Paul McCartney a un público entregado que abarrotaba anoche el Wizink Center de Madrid. El exbeatle de 82 años ha regresado ocho años después de su último concierto en la capital, entonces en el Estadio Vicente Calderón. Lleva dos años con la gira Got Back Tour, con la que ha recorrido medio mundo ya, junto a su banda de toda la vida: Paul "Wix" Wickens (teclados), Brian Ray (bajo/guitarra), Rusty Anderson (guitarra) y Abe Laboriel Jr (batería). También les acompañarán los Hot City Horns, un conjunto de viento integrado por Mike Davis (trompeta), Kemji Fenton (saxos) y Paul Burton (trombón).
Todo un acontecimiento poder disfrutar en directo con una leyenda vida de la música, agotó en apenas dos horas todas las entradas para las dos citas que tiene en Madrid, el 9 y 10 de diciembre. Más de 20 discos, más de 60 años de carrera, con The Beatles y en solitario, le han convertido en uno de los artistas más influyentes del siglo XX. Podría haberse retirado hace años, no necesita el dinero que hoy proporcionan los conciertos a los artistas, y podría haberlo hecho en lo más alto de su carrera, siempre. ¿Por qué seguir dando conciertos? Lo ha explicado en varias entrevistas, la "conexión espiritual" que se produce en directo con el público le da vida, es un chute de energía escuchar a miles de personas cantando y tarareando sus canciones de ayer, de hoy, de siempre. Y es lo que hemos observado esta noche en el Wizink.
Colas larguísimas y un poco de caos inicial para acceder no han empañado la velada. El concierto empezó con veinte minutos de retraso, lo que viene siendo puntualidad británica para toda una estrella internacional. Desde el principio Paul McCartney prometió hablar en español durante el concierto y ha cumplido. Ha bromeado incluso dando las gracias pronunciado la ce, cuando en México daba las "grasias" con ese, decía. Casi tres horas de concierto, ha rozado la medianoche, en las que ha repasado temas como Can’t Buy Me Love, Junior’s Farm, Letting Go, Got to Get You into My Life, Come On to Me, Let Me Roll It, Getting Better o Let ‘Em In.
Lo ha dado todo guitarra en mano hasta que se ha quitado la chaqueta y una camisa vaquera. "Es el único cambio de vestuario que vais a ver", seguía bromeando. Vestido ya con camisa de rallas y un chaleco, ha cambiado las guitarras por el piano, para interpretar una balada, My valentine, que compuso para su mujer, presente en sus dos conciertos en España, según explicaba, de nuevo en español. Le han seguido clásicos como Nineteen Hundred and Eighty-Five, Maybe I’m Amazed o I’ve Just Seen a Face, momento en esta última en el que se ha producido una de esas conexiones espirituales con el público de las que habla. Una audiencia entregada gritando oe, oe, oe, oeee que el músico ha sabido acompañar con su guitarra y maridarlo perfectamente con el tema. El mismo momento hemos vivido más adelante, justo antes de interpretar Hey Jude, el momento más mágico de toda esta gira, que se repite en cada ciudad. Todo el público cantando el estribillo, a petición de McCartney, aunque no hacía falta, es mítico. "Na na na nananana, nannana, hey Jude...". Nos ha puesto los pelos de punta. La hemos cantado todos juntos y los hombres y las mujeres por separado, a petición del maestro. Ob-La-Di, Ob-La-Da es otra de las canciones que más ha disfrutado la gente, con muchas ganas de bailar y cantar con buen rock.
Ha habido momentos para la nostalgia, claro. Cuando ha sonado Now and then, ese tema que quedó guardado en un armario en 1995 y que ahora, gracias a la inteligencia artificial, ha permitido resucitar la voz de John Lennon y la guitarra de George Harrison. De fondo un vídeo divertido de un Paul viejo, si nos lo permiten, cantando y bailando junto a unos beatles jovencísimos. A sus dos excompañeros les ha dedicado otras canciones, como Something, "esta se la dedico a mi hermano George", decía pidiendo una ovación para él. O Here Today, "esta la escribí para mi amigo John, Juan", añadía. In Spite of All the Danger, "la primera canción que grabamos los Beatles, volvemos al pasado y a Liverpoool", explicaba desatando las pasiones de los beatlemaniacos.
Un público muy heterogéneo, de todas las edades y nacionalidades, aunque predominaba la británica después de la española. Tiktok, Instagram o Spotify han dado a conocer a esta legenda a las nuevas generaciones, algunos venían incluso solos, otros muchos acompañando a sus padres. Paul McCartney se ha elevado en una plataforma y ha asustado a más de uno con una pirotecnia espectacular, que no hubiera dejado fauna viva en el Manzanares, ¡menudos petardazos!
La gira llega en un año muy beatlemaniaco, con Sam Mendes anunciando cuatro biopics sobre la banda de Liverpool, Apple otro documental para recordar el debut de la banda en Estados Unidos y, además, se celebra el 60º aniversario de A Hard Day's Night, su tercer disco que les encumbró mundialmente. Más de treinta canciones, casi tres horas de éxtasis que llegaban casi a su final, como ya ha hecho en sus citas anteriores, con McCartney ondeando la bandera del país que visita, España en este caso, junto a una del Reino Unido y otra LGBTIQ+. Un gesto importante en este momento de retrocesos en los derechos en todo el mundo, al tiempo que aumentan las agresiones homófobas.